martes, 29 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV) Continuación


(47)

 


3- Las condiciones de vida, seguramente eran mejores que la de Guantánamo, lo que me permitiría una estancia más agradable, hasta tanto se resuelva nuestra situación migratoria.

Bajo estas consideraciones, quizás un poco estrecha, decidí viajar a la República de Panamá, si es que realmente se daba el viaje.

Los días transcurrieron algo monótonos y aburridos en este campo. No hubo situaciones dignas de resaltar.
La comida seguía siendo la misma, excepto el cambio de cajitas, que ahora eran carmelitas y muchas más sustanciosas. Esta se repartía de igual forma que en el Campo “La Lima”
Nos entregaron short, calzoncillos, medias, chancletas  y aseo personal.
Se hizo un ajedrez de cartón y me entretenía ejercitando el juego ciencia.
Las normas de convivencia se ajustaban a los patrones de  conductas civilizadas, establecidas por la comunidad, por lo que no se observaban conductas negativas que perjudicaran el ambiente familiar que se creó en ese campamento.

El día 7 de octubre de 1994, a las 10am. fui llamado a la puerta del campo. Debía presentarme con todas mis pertenencias. También fueron citados Tony, Sandra Alexander, Paquito y cinco personas más. Supusimos que estaba relacionado con el viaje para Panamá.
Pocos minutos después, fuimos recogidos en un transporte militar y llevados hasta un campamento de tránsito. Aquí abordamos otro vehiculo repleto de balseros y nos trasladaron hasta el centro de procesamiento nuevamente. Se nos pidió algunos datos personales, se nos vacunó y se nos dió información sobre Panamá. Al parecer era una realidad lo del viaje hacia ese país. Firmamos unas planillas, autorizando que nuestros nombres fueran publicados en la prensa estadounidense, así como comprometiéndonos a permanecer por 6 meses en suelo panameño; y que nuestra decisión de marchar al Istmo era voluntariedad nuestra.
Después de realizar todos estos trámites, regresamos para el campo de tránsito.
A las 5 de la madrugada del día 8 de octubre de 1994, fuimos  llevados para el centro de procesamiento. Se nos entregó cajitas, se nos cacheo personalmente, así como nuestras pertenencias y nos trasladaron en ómnibus hasta el Puerto de la Base. Aquí nos esperaba un “trasbordador”, que nos llevó  hasta el otro lado de la Bahia... Nos esperaba un ómnibus, que nos trasladó hasta el  Aeropuerto de la Base Naval de Guantanamo. Fuimos bajando de la guagua en fila india y directamente  subiendo a la nave aérea, la cual esperaba por nosotros.
Se iniciaba un incierto viaje hacia tierra extraña, con un futuro igualmente incierto. ¿Se nos estaba cumpliendo el sueño de viajar a Estados Unidos?   ¡No sabemos! ¡Veremos!.

Continuará

lunes, 28 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (CAPITULO IV) Continuación


(46)
 

Del centro de procesamiento, fuimos trasladados para otro campo, llamado “Mike 5”. Este tenía mejores condiciones de vida que el anterior, con  baños para hombres y mujeres; las carpas eran más pequeñas, con capacidad para 14 personas y la totalidad de los residentes eran de 400; agua corriente.  Los baños se podían utilizar de 11am  a  1pm y  de 5 de la tarde a 7 de la noche. Continuábamos sin electricidad.
Las parejas, que vivían junto con los hombres solos, se las ingeniaron e hicieron divisiones (parabánes), dentro de las carpas, con sábanas y frazadas, para tener algo de privacidad.
Los fumadores estuvieron más aliviados, pues daban un cigarro diario por persona. Los no fumadores hacían trueques por alimentos o los vendían.
La Cruz Roja Internacional, se ocupaba de nuestra correspondencia, pero sólo de las que se enviaban a los Estados Unidos, no así para Cuba.
Las características seguían siendo las mismas: terreno polvoriento, despoblado de árboles, sin electricidad, piso de tierra y rodeados de alambradas de púas. No había áreas recreativas o deportivas, sólo un pequeño terreno, donde la gente jugaba voleibol.
A los ocho o nueve días de estar en este campo, se nos instaló teléfono. Podíamos llamar a USA, pero no a Cuba, como siempre, todo lo relacionado con la mayor de las Antillas resultaba difícil e imposible.
Tony llamó a Chano, tío que reside en USA, y éste le dijo que el Sr. Enrique (Capitán del barco que nos rescató) le dió mi notica y que él había llamado a Cuba y le dió la noticia a la madre, de que estábamos vivos y en la Base Naval de Guantánamo.Me sentí mas aliviado, pues mi familia sabía que estábamos vivos.
Hice una llamada a USA, logrando hablar con Matilde, amiga de la infancia, donde le comuniqué nuestra situación. Ella por su parte llamó a mi familia y le comunicó las nuevas buenas. Todo este tiempo no sabían nada de nosotros y habían ido a todas partes, averiguando si estábamos en la Base.
Por estos días, supimos que estaban enviando balseros para Panamá, producto de  acuerdos entre ese país y Estados Unidos.
Los acuerdos establecían una estancia de 6 meses en Panamá y  10,000 balseros en total.
Se conformó una lista con los nombres de los que deseaban viajar al Istmo y se le entregó al oficial de guardia.
Se rumoraba que las condiciones de vida eran mejor que las de Guantánamo, con algunas desventajas a saber: los mosquitos y la lluvia. Se decía que llovía mucho y que las plagas de mosquitos eran infernales. Me preparé para esto último y confeccioné un mosquitero con   sábanas y sacos de malla.
Había decidido ir a Panamá por tres razones:

1- Al salir fuera de Cuba, había que considerarnos como refugiados. Nadie puede ser considerado con este status en su propio país.

2- El contrato entre USA y Panamá establecía 6 meses de permanencia de los balseros en ese país, después de este tiempo Estados Unidos, debía buscar otro país para ubicarnos, de no resolverse antes nuestra situación migratoria.

Continuará

sábado, 26 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV) Continuación


(45)
 

Una persona que sea sorprendida con 2 libras de café, es sancionada a 9 meses de prisión o se le impone una fuerte multa, por el contrabando de Café, Y así pudiéramos enumerar múltiples delitos tipificados en el código penal cubano, los cuales carecen de fuerza jurídica legal, dado lo intranscendente de los hechos y lo arbitrario de las prohibiciones.
El 99% de los “robos” se producen en las entidades estatales, claro el Estado lo controla todo. Aquí se hace valedero el dicho: “Ladrón que roba a ladrón, tiene 100 años de perdón”.
El “Papá Estado”, entrega una cuota mensual insuficiente, consistente en: 5 lbs. de  arroz, 6 lbs de azúcar, 8 onzas de granos (Preferentemente Chícharos), ½ lib. de  sal,  ¼ lb. de café, 4 huevos cada 15 días, ¼ lb. de  picadillo de soya, ½ pastilla de jabón cada 2 a 3 meses, y cada  2 o 3 meses ½ lb. de aceite. Como vianda ½ pepino o 1 lb. de plátanos fruta. Todo esto es para una persona. Apenas alcanzaba para alimentarse durante 15 días. ¿Se acuerdan de esto?
Sin embargo en la “Bolsa Negra” se consigue desde carne de res a 150 pesos la libra, hasta garbanzos a 60 pesos la libra (por sólo nombrar dos de las cosas prohibidas para el cubano de a pie). Como dice el dicho: “Se puede comprar de todo como en botica”.
Al igual que en las “Diplotiendas”, se puede comprar de todo, pero con “Fula”
Hasta las medicinas se han convertido en mercancías de lucro. El spray Salbutamol, para los asmáticos, y que en las farmacias cuesta 3.40, en la bolsa negra cuesta 200 pesos. Y así infinidades de medicinas que no las hay en las farmacias.
Fidel Castro, proclamó al mundo que el “socialismo” hermanaba al hombre y está sucediendo todo lo contrario: El  hombre se está convirtiendo en Lobo del hombre. Se están perdiendo los valores del ser humano; el sistema comunista, que corrompe y degrada al ser humano, y que ha sido impuesto por un hombre corrupto, ha sido el factor fundamental de esta tragedia, que será, al final, peor que todo lo que materialmente ha destruido este sistema.
Al cubano de hoy no le interesa quien esté o deje de estar en el poder, sólo le interesa tener un “trapo” que ponerse, un “fula” en el bolsillo o emigrar al “Yuma”.
La doble moral está presente en toda la sociedad. Se finge ser, lo que no se siente.
La prostitución, el juego y las drogas han proliferado por toda la nación, en proporciones insospechadas.
El “Jineterismo” constituye un un trabajo lucrativo para miles de jóvenes, que venden sus cuerpos a extranjeros, por unos míseros dólares y  de esta forma resuelven el diario problema de la familia.
Tengo fe, en que un día, no muy lejano, el pueblo tome conciencia del papel que le corresponde y de al traste con esa odiosa tiranía. Muestra de esto lo dió el pueblo habanero el 5 de agosto de 1994, con el histórico “Maleconazo”.
Quince días después de los disturbios fuimos llevados para el centro de procesamiento, donde fuimos registrados.  Se nos tomó el nombre, dirección, edad, si había pasado el Servicio Militar Obligatorio, etc. Se nos puso una manilla plástica en la mano derecha con nuestro número de identificación personal, la cual debíamos llevar siempre, también se nos vacunó, etc. 

Continuará

viernes, 25 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV) Continuación


(44)
 

Los revoltosos e instigadores se mantuvieron tranquilos, al menos  por ahora.
La inmensa mayoría de los residentes no veíamos bien estos excesos, pues dejaba mucho que decir sobre nuestro comportamiento y agradecimiento a este gran país.
Estoy convencido, que ninguno de estos “valientes” tuvo coraje para enfrentar al desgobierno de Fidel Castro, quien nos humilló, nos sojuzgó y nos despojó de todo tipo de derecho durante décadas, ninguno levantó su voz para denunciar al déspota que desgobierna a mi país desde hace 35 años. Esta situación es coyuntural, por lo que en cualquier momento nos dejarán libres, sólo debemos tener paciencia, aunque, sin dejar de denunciar y reclamar, ante organismos internacionales de Derechos Humanos y prensa mundial, nuestra condición.  Estados Unidos, había tomado la injusta decisión de mantenernos encerrados por tiempo indefinido y contra eso teníamos que luchar, pero de manera pacifica, política y civilizadamente. No debíamos darle pretexto al tirano para que reforzara su tesis de que éramos “delincuentes” y  “antisociales”.
Debemos demostrar, a la misma sociedad norteamericana, que somos personas pacíficas y trabajadoras, con un inmenso interés en integrarnos  a esa sociedad libre y democrática, para poder trabajar y aportar todo nuestro esfuerzo creador en aras  del pueblo americano.
El gobierno de Fidel Castro, se ha caracterizado por infiltrar a sus agentes en todos los lugares que crea apropiado, para así sacarle dividendos máximos para su política. Lo hizo durante los sucesos de la Embajada del Perú, y  en cuanto sitio ha creído necesario y conveniente. Todo cubano sabe que esto es así.
Muchos de los revoltoso nos pasaron por al lado, diciéndonos palabras obscenas, para que nos sumáramos a la protesta, pero no pudieron lograrlo. Además estos cavernícolas, no eran mayoría; solo un grupúsculo de delincuentes y como tal actuaban.
Esa misma noche del 12 de septiembre de 1994, 21 personas trataron de cruzar la frontera para regresar a Cuba. No les importó las minas ni los tiburones. Dos de los que trataron de irse fueron alcanzados por minas antipersonales; otro se estrelló contra los arrecifes al lanzarse al mar.
Pienso que lo que se ha vivido en la Base Naval de Guantánamo, no es más que el reflejo de lo que vive hoy el pueblo cubano, donde el mayor delincuente es el propio gobierno, donde el ejemplo que emana de sus gobernantes, para  los gobernados es la corrupción. La corrupta cúpula que detenta el poder en la isla, hace y deshace a su antojo. Para ellos no existe freno que pueda poner fin a su desmedido afán de  de lucro, riqueza y poder. Sólo casos de gran magnitud, que no han podido ocultar, han sido dados a la publicidad, como el caso de Luis Orlando Domínguez, el famoso “Caso Ochoa”, Diocles  Torralba, José Abrahantes y el mas reciente : el “Ideólogo del Partido” y tercer hombre en la cúpula de “rateros”, el Sr. Carlos Aldana.  Los otros siguen impune, hasta que los agarre la justicia del pueblo. ¡Triste destino el de un pueblo que es gobernado por mafiosos y narcotraficantes!
Muchos ciudadanos, se han visto obligados a “delinquir”, debido a la situación tan precaria que padecen, donde el salario, el alto costo de la vida y la escasez son el pan nuestro de cada día. 
Hay que tener en cuenta que el gobierno es dueño de todo y que la mayoría de los “delitos” son intranscendentes, que sólo son penados en Cuba. Como por ejemplo:

Continuará

miércoles, 23 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV) Continuación


(43)

                                            
El militar que estaba herido en la cabeza, sangraba profusamente y fue trasladado en una ambulancia, para el hospital.
Mientras los “tira piedras”  se deleitaban con su diabólica tarea, un batallón de soldados avanzaba hacia nosotros, repitiendo lo mismo:
-Señores, por favor, todos a sus cabañas, el que no lo haga así, será considerado un enemigo-
Las pocas personas que se encontraban en el exterior del Campo, comenzaron a entrar.
Orienté a los amigos, que estaban cerca, a estar atentos, para que en caso de que los soldados entraran, salir de esa área. De tomarse alguna represalia estábamos muy expuestos y debíamos estar preparados, para alejarnos de allí.
Después que entraron los “revoltosos” las piedras cesaron, los soldados se dedicaron a poner la puerta, sin entrar al campo.
La noche se hizo presente y fuera se encontraban de 20 a 30 militares cuidando muestro sueño, custodiándonos.
A la mañana siguiente, 12 de septiembre de 1994, entraron cerca de 50 a 60 militares antimotines, al campamento. Fuera, esperaba un ómnibus.
Entraron carpa por carpa y sacaron uno a uno a todos  los revoltosos que habían participado en las agresiones de los días anteriores. Al parecer habían tomado película de los acontecimientos, pues a todo el que sacaban, realmente fueron partícipes de esta violencia. Se los llevaron esposados y a empujones, corriendo hasta el ómnibus que los esperaba con los “brazos abiertos”. Hubo uno de estos personajes que se resistió al arresto y fue tirado al piso, boca abajo, esposado y sacado a empujones del campo. En ningún de estos casos fueron golpeados  o maltratados físicamente.
La esposa de este Sr. lloraba e imploraba a los soldados para que soltaran al marido, pero todo fue inútil. También apresaron a 4 mujeres, que el día anterior se habían robado detergente, jabón, cigarros, etc. El trato con las mujeres fue diferente, las esposaron, pero no las empujaron. No apresaron a todo el que participó en estas protestas, pues pienso que es casi imposible detectar a unas 100 o 200 personas, en un grupo de 2400 personas en  un tiempo de búsqueda tan corto Esto significaba una  alerta y una advertencia: No toleraremos violencias ni saqueos.
 De lo que si estoy seguro es que no se llevaron preso a ningún inocente, con excepción de un Sr. rubio, de pelo largo que le decían el “escritor”, al parecer lo confundieron. Posteriormente, este Sr. fue liberado, no así el resto de los apresados, quienes, ulteriormente, fueron deportados a Cuba. Vivimos en una democracia, pero existen leyes y reglas que hay que respetar.
Para los residentes del Campamento “La Lima”, era evidente que todavía quedaban revoltosos dentro del campo.
Después de haber sacado a los conflictivos, trajeron agua, repartieron cajitas y poco a poco llegó la normalidad cotidiana y, al menos, durante el tiempo que permanecí en este campo no se presentaron nuevos disturbios.
Los militares habían empleado, con éxito, el único lenguaje que entienden los delincuentes y facinerosos: “Represión”.

Continuará

martes, 22 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV) Continuación


(42)

 

equitativamente. Hacía dos días que no traían el preciado líquido y había desesperación y mucha preocupación, sobre todo por los niños.
Las personas comenzaron a  aglomerarse en el portón de salida (la única que había). Mas y mas personas llegaban. Comenzaron a forcejear y a empujar, hasta que éste cedió de nuevo. Los soldados se hicieron a un lado. La turba se abalanzó sobre las pipas como buitres en un festín. Era deprimente ver lo que estaba ocurriendo. No había compasión con mujeres, ancianos o niños. Los más fuertes y los más guapos (al menos de lengua) eran los que lograban coger agua. La ley del más fuerte se estaba imponiendo.
Un grupito de desalmados se apoderaron de las “pipas” y sólo cojian agua los socios de los bandoleros que tenían el control de la situación.
El daño mas grande que le ha hecho ese sistema a Cuba, ha sido la pérdida de valores y sentimientos de humanidad y solidaridad que siempre, como pueblo, nos caracterizó. Se estaba viviendo un infierno y algunos actuaban como “diablos”.
Después de la media hora, el agua se acabó. La inmensa mayoría de los dos mil y pico de personas que allí habíamos, nos quedamos sin tomar agua. La desesperación aumentaba.
Dos niños, de 6 a 8 años, salieron con un cartel que decía: “TENEMOS HAMBRE Y SED”.
Los  dos niños se dirigieron hasta la caseta de los militares y, según versiones, uno de ellos empujó a los niños. Esto no me consta, pues no lo vi., pero estoy plenamente convencido de que estos rumores eran falsos. Los soldados son muy cuidadosos con los niños y las mujeres; juegan con ellos y no permiten que los padres le peguen. Personalmente he visto como han reprochado a madres por pegarles a sus hijos.
Este incidente fue inventado por uno de los agentes de Fidel Castro, que se encontraba infiltrado en la Base Naval de Guantánamo. Quisieron enardecer y enfurecer a los residentes del campo, para que actuaran en contra de nuestros guardianes y así  crear una atmósfera internacional en contra del “Imperio Yankee”.
A partir de este suceso, algunas de las personas que se encontraban fuera, comenzaron a apedrear a los militares. Eran unas 100 a 150 persona las que se dedicaban a esta triste tarea. Los mismos que, momentos antes, no permitieron que estos niños bebieran agua.Se hicieron eco de una supuesta “agresión”a los infantes  y salieron en defensa de los que hubieran muerto de sed por su culpa.
Los soldados se cubrían con los escudos y en número de 20 a 25 avanzaban hacia nuestro campamento. La lluvia de piedra era enorme. Avanzaban de forma compacta, pero las piedras  los hicieron retroceder. Muchos escudos se quebraron por el impacto de las rocas y dos soldados tuvieron que ser retirados del “campo de batalla” heridos; uno en una pierna y el otro en la cabeza.
Un grupo de personas habló con los militares, para que trajeran agua. Estos se comunicaron con el boqui-toqui y a la media hora trajeron  2  pipas de agua, las cuales dejaron en la parte de afuera del campo. La gente les gritaba a los guardias para que las entraran y la distribuyeran 

Continuará

viernes, 18 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV) Continuación


(41)
 

A la derecha de nuestro campamento se podían ver  cientos de soldados “antimotines” preparándose para entrar en acción... También se observaba mucho movimiento de  tropas y vehículos militares transitando por esta zona. - ¡Ahora si se va a formar la de “San Quintín” Pensé-
Partiendo desde este punto, éramos el primer campamento que encontrarían los soldados a su paso, si se decidían a actuar.
¡Al fín se decidieron!  Comenzaron a salir de su campamento en formación militar, por compañías. Venían  en perfecta alineación y con un paso marcial (como en los desfiles). Cada compañía tenía 100 soldados y entre compañas habría unos 20 mts de separación. Parecía un enjambre humano lo que se nos venía encima.
Al frente de cada agrupación venía un soldado como  abanderado, otro lo hacía con un alto-parlante, al final una ambulancia ¡la cosa está bien fea!-Comente- El comandante que los dirigía venía al lado de sus soldados.
Las personas que se encontraban fuera del campo comenzaron a entrar al ver que venían hacia nosotros.
Orienté algunos padres de niños, para que se fueran del área en caso que los soldados entraran al campo.
Comenzaron a pasar compañías y más compañías frente a nosotros. Se dirigían al pueblito y al resto de los campos. Daban la impresión que iban para una guerra sangrienta y que los esperaba un “enemigo feroz”   Estaban equipados con máscara antigases, cascos, rodilleras, chalecos antibalas, fusiles automáticos, gases lacrimógenos, etc. Desfilaron de 25 a 30 compañías. La última compañía se detuvo frente a nosotros.
 El soldado que traía el alto-parlante comenzó a decir, en perfecto español:
-¡Señores, por favor, todos a sus carpas, el que no lo haga así, será considerado un enemigo!- Esto lo repetía una y otra vez.
Las pocas personas que se encontraban fuera del campo, comenzaron a entrar; también los que estábamos fuera del las carpas. Después que todos estuvimos dentro de las carpas, los soldados permanecieron  por espacio de 2 horas rodeando todo el frente del campamento “La Lima”. Pusieron el portón que, horas antes, habían derribado balseros “enfurecidos”.
Al parecer lograron controlar, de manera fácil, la situación de nuestro reducto. Pienso que en los demás centros, fue igual.
Esa noche quedaron 4 soldados velando nuestro sueño, no obstante la noche estuvo tensa. Se observaban grupitos de personas reunidas frente a sus “casas” comentando los sucesos del día
A la mañana siguiente del día  11 de septiembre de 1994, la situación continuaba tensa. La falta de agua y alimentos estaban creando un clima de descontento y desesperación. La mayoría  nos alimentábamos de los sobrecitos que no habíamos querido comer en días anteriores y los cuales traían: chícharos, judías, etc.

Continuará

miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV) Continuación



(40)
 

Sobre las 6 de la tarde , viendo que la puerta continuaba abierta, decidí salir con Paquito, para ver como andaban las cosas. Los muchachos, Tony, Sandra y Alexander lo habían hecho entes, pero sin intervenir en las manifestaciones.
Por el terraplén,  miles de personas caminaban de un lado a otro. Nos encaminamos hasta un poblado de unas 50 o 60 casas, donde había una pequeña Iglesia y la cocina donde se elaboraban nuestros alimentos. Las viviendas habían sido abandonadas por sus moradores antes de que los balseros llegaran a la Base Naval de Guantánamo. Al parecer estos habitantes que vivían aquí eran familiares de trabajadores y soldado del enclave.
A todo lo largo del terraplén y en el centro del pueblito se veían improvisadas casitas hechas con frazadas y sábanas, y dentro personas acostadas en catres, etc.
El caos era total y no había quien pusiera orden.  ¿Qué va a pasar aquí?  No se sabe lo que pueda suceder. De extenderse esta situación hasta la ciudad, las consecuencias serían catastróficas.
En el centro del pueblito, un grupito de personas se habían erigidos “lideres” de la revuelta y habían dado de plazo hasta las 3 de la tarde del siguiente día , para que se realizara el proceso de visas, de lo contrario avanzarían hacia la ciudad y tomarían el Aeropuerto y puntos vitales de la misma.
El acceso a la ciudad se encontraba bloqueado por un fuerte cordón de soldados, que impasibles observaban todo lo que sucedía a su alrededor, sin intervenir.
Esa tarde no en todos los campamentos se repartió comida y agua. El grupito nuestro comió gracias a Odelito y Andrés, que trajeron un cubo con comida y agua. Muchas personas se metieron al monte para cazar jutias e iguanas y así  poder comer algo, esto a pesar de que había carteles que decían “Danger” (Peligro).  Salían de la manigua con dos o tres jutias, las cuales cazaban con pidras, etc. Luego, en improvisados fogones, se cocinaban estos animalitos.
Esa noche durmieron miles de personas a la intemperie o en improvisadas carpas. Nosotros regresamos y dormimos dentro del campamento.
La mañana siguiente del día 10 de septiembre de 1994, la gente se encontraba fuera de los campos y estos continuaban abiertos.
No dieron desayuno, ni almuerzo, por lo que la caza de jutias e iguanas se intensificó. Hasta Tony, se metió a la manigua y cazó uno de estos animalitos (Jutia) la cual pesaba como 10 libras. Se improvisó un fogón y la asamos. ¡Estaba deliciosa!.
De continuar con la caza indiscriminada de estos roedores la fauna del área sufrirá un desequilibrio. La gente hacía caso omiso de los letreros que prohibían la entrad al monte, y se metían a él como jauría humana.
Paralelo a la caza de las jutias, personas inescrupulosas  saqueaban contenedores y almacenes, llevándose: cigarros, comida enlatada, azúcar, manteca, medicina, etc., etc.
Se originó un vandalismo sin precedentes. Muchas personas me pasaron cerca, cargadas con cajas, sacos, latas, etc. La delincuencia que había generado el sistema comunista se estaba haciendo presente en la Base Naval de Guantánamo. Estos hechos le daban la “razón” a Fidel Castro, para decir que los que huimos de su régimen éramos delincuentes.

Continuará

martes, 15 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV) Continuación



(39)

 
Continuaban llegando balseros y ciudadanos haitianos a la Base. Cerca de 54, 000 personas son retenidas en esta instalación.  Esto, lógicamente, ocasionaba problemas de suministros y organizativos, aunque nunca nos ha faltado nada.
El día 10 de septiembre de 1994, los gobiernos de Estados Unidos y  Cuba, suscribían un acuerdo para poner fin al éxodo de balseros. En poco más de un mes habían logrado escapar de la Isla más  de  40mil cubanos. La Base Naval de Guantánamo, albergó a más de 33 mil  isleños, a parte de los que lograron llegar antes y después del día 19 de agosto al territorio americano. Ese día, Estados Unidos, decidió enviar a los balseros, para la Base.

¿Los muertos en el mar?  ¡Nunca se sabrá!

Los rumores y las bolas estaban a la orden del día. Todo lo que se rumoraba estaba a favor nuestro. Hubo quien dijo que había escuchado por Radio Martí, que el gobierno americano entregaría 30,000 visas para balseros retenidos en la Base. Al parecer esta noticia la había escuchado el campamento completo, pues todos salieron eufóricos  a celebrar la noticia. Se abrazaban y brincaban, escandalizaban, y  el alborozo era total; hasta yo que soy un escéptico me ilusioné, pues no podía ser que todos escucharan  mal  y  tergiversaran una noticia como esa.
Todo resultó una mala interpretación, pues las 30, 000 visas a las que se hacía referencia, correspondía  a un “sorteo” que se realizaría en USA y que abarcarían a ciudadanos que viven en la Isla. El estado de desesperación en que nos encontrábamos nos hacía escuchar con oídos “zurdos”..
El día 9 de septiembre de 1994, se originó la segunda revuelta en la Base. Cerca de 300 personas del campamento “Hunt” se habían concentrado frente a la puerta de salida y pedían que se les hiciera el proceso de emigración para viajar a los Estados Unidos. La multitud enardecida gritaba:  ¡Visas! ¡Visas!  y  ¡Proceso¡  ¡Proceso!¡   Las personas, congregadas frente a la puerta, se abalanzaron sobre la misma, derribándola y saliendo al exterior del campo. Los soldados que custodiaban la entrada se hicieron a un lado, dejando salir a todo el que lo deseara.
Desde nuestro campamento( “ La  Lima”) se podía ver todo lo que sucedía en el campo de al lado, por lo que las personas  comenzaron a gritar visas y proceso, forzando la puerta de salida, hasta derribarla.  Otros manifestantes, dentro del campamento, viraban dos pipas de agua y un servicio sanitario. En el mismo se encontraba una persona haciendo sus necesidades y salió embarrao de m…..
El resto de las personas nos manteníamos al margen de estas protestas y permanecimos como simples observadores. Algunos nos pasaron por el lado y nos invitaban a unirnos a ellos.
La noticia de que los Campamentos “Hunt” y  “La Lima” se habían sublevados, corrió, por toda la Base, como reguero de pólvora. Todos los campamentos se revelaron. En ningún momento los soldados intervinieron


Continuará

lunes, 14 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV) Continuación


(38)
 

Los casos de urgencia eran llevados para el hospital de Guantánamo.
Se comenzó a construir baños, tratando resolver, de manera urgente, la crítica situación presentada con los sanitarios y duchas.
A los pocos días de estar allí, se repartió un radio portátil por cabaña. La correspondencia se enviaba a través de la Cruz Roja Internacional, solamente con destino a USA, a  Cuba, esta institución no podía enviar cartas.
Mientras tanto, seguían llegando balseros a la Base Naval de Guantánamo.
El  día 6 de septiembre de 1994, se producía la primera “revuelta” en los campamentos. Balseros de los campamentos “Papa” y  “Quebec”, apedreaban a soldados, hiriendo a dos de ellos. Protestaban por las malas condiciones de los campos y por el encierro a que estábamos sometidos. Estoy convencidos de que muchos de los instigadores de esta revuelta, eran infiltrados de la SE cubano, así como que ninguno había tenido el valor de protestarle al régimen de Fidel, por las arbitrariedades cometidas durante 35 años de su gobierno.
Este mismo día, salían  94 balseros con rumbo a la República de Panamá, como parte de los acuerdos llevados  a cabo entre  ese país y USA, el cual establecía la permanencia en el país ismeño de 10,000 balseros cubanos.
El jueves 7 de septiembre de 1994, fuimos visitados por periodistas estadounidenses, procedentes de Los Ángeles. Tuvimos la oprtunidad de denunciar al gobierno americano por su arbitraria decisión de mantenernos en campos de detención y al gobierno de Fidel Castro, por las atrocidades cometidas contra el pueblo de Cuba. Estábamos encerrados, pero nuestros pensamientos y nuestras palabras eran libres y  podíamos denuncia a ambos gobiernos por violaciones de normas elementales de derechos humanos, sin temor a ser reprimidos o encarcelados. Evidentemente vivíamos en una democracia y a pesar de nuestro encierro se respiraban aires de libertad.
Es cierto, que cuando salí del infierno comunista que es mi país, sabía a lo que me exponía, sabía que iba estar retenido por tiempo indefinido en la Base, que las vicisitudes iban a ser grandes, pero nunca pensé que serian de la forma en que se estaban presentado las cosas. De todas formas, estaba preparado para lo peor y por nada del mundo regresaría a Cuba. Estaba preparado para todo, excepto maltratos y humillaciones. En este sentido los militares nos  trataban con dignidad y respeto. En dos ocasiones pude ver como le llamaban, de manera respetuosa, la atención a madres que les pegaban a sus hijos. Era otra vida, otra cultura.
Estaba dispuesto a viajar a cualquier país del mundo, menos a Cuba. Así mismo pensé que se originarían muchas más revueltas y disturbios, pero jamás, jamás pensé en participar de algo como eso. Los soldados, que también se comportaban con nosotros, no eran culpables de la política de su gobierno y estaban encerrados al igual que nosotros.
No estaba en desacuerdo con denunciar las arbitrariedades de Los Estados Unidos en contra del balsero cubanos, ni a que se pusieran carteles pidiendo nuestra libertad; estaba en desacuerdo con la violencia en contra de nuestros cuidadores y salvadores.  

Continuará

sábado, 12 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV) Continuación


(37)
habitantes. Cada cajita traía: 2 sobrecitos con judías, chícharos, frijoles negros o colorados, dependiendo del número de la cajita que le tocara. También Traian 3 dulcecitos de harina, un sobre de café, uno de azúcar, uno de leche, sal, pimienta, 2 galletitas de soda, un pomito de picante y una bolita de pan. Todo esto venía en un sobre amarillo, cerrado herméticamente, de ahí su nombre. El inconveniente de estas cajitas estaba en que los granos estaban duros como piedras y fríos como la pata de un muerto, además no traían arroz, elemento básico de nuestra dieta. Por suerte,  con el arroz que daban en las comidas, para mi era suficiente. Teníamos garantizado lo más elemental para nuestra subsistencia. ¡Veremos cuanto tiempo dura esta situación!
No daban cigarros, por lo que los fumadores se la estaban viendo negra. Un cigarro llegó a costar un dólar en la “bolsa negra”.
Acomodamos los cinco “catres” uno a continuación del otro, al costado del terraplén. Frente a éste quedaba una colina, no muy alta y con poca vegetación..
Cuando se subía la carpa podíamos observar lo que sucedía en la entrada principal y los vehículos que transitaban por el terraplén. Esta, casi siempre se mantenía levantada, pues el calor dentro de las mismas era insoportable.
A nuestra izquierda, nos quedaba un campamento de balseros llamado “Hunt” y  a nuestra derecha un campamento militar, donde se observaba movimiento de vehículos y tropas. De la parte trasera del campamento nos quedaba el mar.
No podíamos salir del perímetro de las alambradas (estaban puestas en forma de espiral, a un metro de altura) del  campamento, por lo que prácticamente estábamos presos . La puerta principal estaba custodiada por dos militares.
A las doce del medio día, no había ser humano que pudiera estar dentro de las carpas, pues éstas se convertían en un horno, pero tampoco podíamos estar fuera, debido al candente sol y la falta de árboles para guarecerse, y el polvo era intenso. El piso de la carpa era de tierra.
Resultaba paradójico, que personas que salieron en busca de libertad, se encontraban presos por el único delito de querer ser libres..
Dentro del campamento se observaban actitudes negativas de convivencia por parte de algunas personas. Se hacían “caca” en las afueras de las carpas, en vez de hacerlo en las letrinas, tiraban papeles y colillas de cigarros en el piso, se expresaban de forma grosera y con palabras obscenas, sin importarle que hubiera niños y mujeres delante.  Tenemos que tener en cuenta que el gobierno castrista había  dado permiso a presos que se encontraban cumpliendo condenas  por delitos comunes y estos aprovecharon  el éxodo, para marcharse del país. ¡Otra vez , Castro, volvía a  demostrar su odio visceral hacia este país!
A diferencia de los sucesos del Mariel, en 1980, donde sacó directamente de la prisión a criminales y locos del Hospital de  Mazorra, esta vez lo hacía de forma más solapada.
Un sacerdote católico y otro protestante oficiaban misa (Por separados) encaramados en una mesa. Esto lo hacían dos o tres veces a la semana. Asistían pocas personas para escuchar la palabra de Dios.
El trato de los soldados hacia nosotros era excelente. Se ocupaban de todo y por todo. Se habilitó una carpa que fungía como clínica, donde se atendían personas con distintas dolencias.

Continuará

viernes, 11 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV)



(36)

 
Al salir del perímetro urbano, nos desviamos por un terraplén polvoriento. Después de recorrer 3 o 4 kms, comencé a ver cientos de casas de campañas  a la derecha del camino. A partir de aquí se verían miles de estas carpas de campañas en todo el trayecto. Muchas se veían habitadas y todas estaban rodeadas con alambradas de púas, parecidas a las de los campos de concentración Nazi o Rusos. Nos habíamos alejados de lo que pudiera llamarse la parte urbana de la Base, y nos adentrábamos en la parte rural, con la excepción que no habían ni  bohíos ni campesinos. Me llamó la atención lo ralo de la vegetación campestre. No había arboledas altas, ni palmas reales. Sólo árboles pequeños, como los que se dan a la orillas de los terrenos áridos que se encuentran cerca de playas.  Su vegetación era escasa y bajita.
Después de haber recorrido ½ hora, nos detuvimos frente a uno de estos campamentos llamado “La Lima”. Descendimos en fila india, uno tras  otro y en silencio. Justo a la  entrada, nos fueron entregando una bolsa con ropa de cama, aseo personal y una cajita amarilla para el almuerzo.
Antes de entrar al campamento los soldados iban clasificando a los hombres solos y a los que venían acompañados por sus familiares. A los primeros los enviaban para otro campamento de hombres solos. También a los que tenían tatuajes visibles en el cuerpo.
Cuando estuvimos frente al oficial que hacía esta clasificación nos preguntó:
-¿Cuantos son ustedes y que parentesco tienen?-
-Somos cinco- le dije-. El es mi hijastro- señale para Tony- ella es su esposa, este es primo de mi hijastro-señalando para Alexander, - y este es primo del primo de mi hijastro –señalando para Paquito- Esto parecía un trabalenguas. El soldado se quedó anonadado y algo incrédulo al ver a Paquito tan prieto. No obstante logramos pasar todos juntos  como familia. Lo hacíamos para mantenernos todos unidos y recordando siempre las palabras que me había dicho Marina, antes de irme de Cuba: ¡Cuídame a los muchachos!.
Entramos al campamento. Fuimos ubicados en el bloque “C”  y la carpa “C-1” Esta era la primera carpa del bloque y queda cerca de la puerta principal del campamento. Habían  6 bloques en total, cada uno con 14 carpas y cada carpa albergaban a 30 personas, lo que hacíamos un total de 2520 personas en un área relativamente pequeña y limitada por las alambradas.
No habían áreas de recreación o deportivas. Los servicios sanitarios constituían letrinas sanitarias portátiles, que a su vez nos servían de baños.
La situación más crítica era el agua. Esta era traída en camiones con “pipas”, las cuales dejaban frente  a los bloques. Sólo habían  cinco de estas pipas para todo el campamento. Cuando se agotaba la última “Pipa” demoraban  2  o 3 horas en traerlas llenas de nuevo. Un soldado se encargaba de repartir el preciado líquido a un cubo por persona. En la medida que el campamento se fue completando de personas, se fue entregando ½ cubo por personas. Permanecí, cerca de  10 días sin poder bañarme. Había “molotes” para poder ducharse.
Daban una cajita amarilla para el desayuno y el almuerzo y por la tarde daban arroz amarillo con butifarra. La comida la repartían cubanos, supervisados por los soldados. Esta la dejaban de la parte de afuera del campamento, la servían en platos plásticos, que a su vez se ponían en una caja, la cual era llevada por 


Continuará

miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO (Capítulo IV)



(35)
 
                                                           CAPITULO IV

                                        LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO

Antes de subir al ómnibus que nos esperaba, se nos registró las poquitas pertenencias que llevábamos con nosotros. Posteriormente se nos “cacheo” todo el cuerpo con un detector de metales. Con estas medidas estaban evitando que alguien pudiera entrar con armas a los campamentos.
Nos acomodamos 48 personas en la guagua. El ambiente era agradable: aire acondicionado, música americana suave, chicles  y  caramelos.
Se dió la orden de partida para los campamentos. Ni el chofer, ni el custodio hablaban español. El único que se defendía algo con el inglés era Paquito, pero no para sostener uan conversación.
Salimos del área del Aeropuerto y nos adentramos en el centro del poblado (a mi me pareció una ciudad desarrollada). Por supuesto se notaba una enorme diferencia entre esta parte de Cuba y  la parte que  habíamos dejado atrás.
Las calles se encontraban limpias y ordenadas, además de asfaltadas impecablemente. Las señales del tránsito estaban recientemente pintadas con pintura fosforescente y los semáforos funcionaban 100%
Por calles y avenidas se desplazaban autos nuevos y de diferentes modelos; había una buena afluencia de carros a esa hora de la mañana.
Las casas, en su mayoría, eran de dos plantas y fabricadas de zinc y madera, cercadas con cerca “perlees”a dos metros de altura. El césped de todas se encontraba podado impecablemente y sus jardines bien cuidados.
Todo se encontraba limpio y ordenado. Una limpieza y pulcritud dignas de admirar, al menos para nosotros los cubanos que veníamos de uno de los países más abandonados y pobres del mundo.  Tuve la impresión que me encontraba en otro pais y no en la tierra que me vio nacer.
 Muy en contrastante con nuestra realidad, donde las calles y avenidas están destruidas; el poco asfalto que tienen no garantiza el mantenerse en buen estado de transito, por lo que los “baches” son muchos y profundos; Las señales de tráficos son pocas y los semáforos, en su mayoría no trabajan; los edificios se encuentran con falta de pintura y mantenimiento. Un gran número de éstos se encuentran apuntalados o derrumbados. En cualquier parte céntrica de la ciudad donde se vea un parque, indica que ahí hubo una vez un edificio. Los autos que se ven transitando son de los años 40-50. Se mantienen funcionados gracias a las inventivas de nuestros mecánicos. Mientras muchos autos estatales permanecen  tirados en un rincón del cementerio de autos del gobierno.
Sólo los autos y  residencias de los “Pinchos” se mantienen impecables, prueba inequívoca del nivel de vida de estos bandidos; así como la de los diplomáticos y extranjeros acreditados en la Isla. Todos ellos gozan de los privilegios que les brinda el  sistema comunista, mientras el pueblo vive en la mayor miseria, marginación y discriminación.

Continuará

martes, 8 de noviembre de 2011

EL GUARDACOSTA AMERICANO (CAPITULO lll) Continuación




(34)

 
Van a ser atendidos por soldados norteamericanos, los cuales les proveerán de todo lo necesario para que tengan una buena estancia en este lugar. Nuestros soldados están preparados para matar y no para cuidar personas. Nuestro ejército es un ejército profesional y disciplinado, por lo que se les tratará con respeto y dignidad. Serán alojados en carpas de lona, las cuales les servirán como viviendas temporales.
Hasta ahora, la política de mi gobierno, con relación a ustedes, es mantenerlos aquí por tiempo indefinido. Les aconsejo que no se desesperen, pues esta es una medida coyuntural, que en cualquier momento tiene que ser derogada. Esperamos y deseamos que su estancia en la Base les resulte  grata y corta- ¿Grata y corta? Pensé yo- ¿Algunos de ustedes desean hacer alguna pregunta o tienen alguna duda? – Reinó el silencio-
-Muchas gracias, les deseo buena suerte a todos ustedes- La comitiva se marchó.
Del guardacostas bajaron una escalera, como la que se utiliza en los aviones, hasta el muelle. Habían varios ómnibus esperándonos. Dos soldados se encontraban a ambos lados de la escalera esperando nuestro arribo.
La primera persona en bajar fue la Sra. haitiana que dio a luz en el barco, fue trasladada en una ambulancia. Luego la siguieron sus compatriotas. Por último lo hicimos nosotros.
Habíamos llegado a la Base Naval de Guantánamo, antesala de 


Continuará

lunes, 7 de noviembre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)



(33)
 
La marcha del Guardacostas, continuaba lenta debido, fundamentalmente, al mal tiempo. El cielo estaba encapotado y las torrenciales lluvias no cesaban. Estas venían acompañadas de fuertes tormentas eléctricas.
Un hermano masón me reconoció por la sortija que traía puesta. Era de Pto. Padre. Salieron 12 personas en una lancha y permanecieron 48 horas en el mar, hasta que fueron rescatados por nuestro “salvavidas”. Entre ellos venia un médico.
Sobre las 6 de la tarde repartieron la cena, la cual resultó lo mismo del almuerzo.
La lluvia había cesado y soplaba una fuerte y agradable  brisa.
Después de escuchar algo de música me acosté. Eran sobre la 11pm.
Por la madrugada vinieron buscando al médico. Una haitiana se encontraba  de parto y había que socorrerla urgente. El marino que fungía como Dr. no sabía nada de estas cosas. El parto salió bien, dando a luz un varoncito.
Amaneció, era el día 3 de septiembre de 1994. Llevaba 5 días en el mar, pero, por gracia de Dios, vivo.
En el desayuno repartieron la misma harina, yo no la pasaba, me estaba causando alergia nada más de verla.
Sobre las 8:30am se divisaban una amplia cordillera de montañas, que a todas luces parecía la “Sierra Maestra”. Habíamos dado un rodeo a la Isla y pasamos de la costa norte a la costa sur de Cuba.
El viaje había sido lento, en primer lugar por el mal tiempo que tuvimos que afrontar durante el recorrido y en segundo por el delicado estado de salud de la Sra. haitiana.
Sobre las 10 de la mañana, nuestro coloso, hacía su entrada en la Bahía de Guantánamo. Era amplia y en sus aguas se encontraban cientos de barcos anclados en el muelle de la Bahía. En la cima de una loma se podía observar una “cúpula”, parecida a la del Capitolio nacional, pero algo mas pequeña. Me dio la impresión de ser un observatorio del tiempo.
Los barcos que se encontraban atracados en el muelle eran de todo tipo y tamaños; desde barcos de Guerras, Yates de turismo o barcos mercantes, hasta pequeñas embarcaciones privadas. De uno de los buques de pasajeros, atracados en el muelle, bajaban cientos de Balseros, que habían sido rescatados en el mar.
¡Al fín nuestra nave atracó en el muelle!  Momento muy esperado por todos nosotros. No sabíamos lo que nos podía esperar en este enclave militar, pero deseábamos cambiar de medio.
Después de 30 minutos subieron a bordo tres oficiales del ejército de los Estados Unidos. Vestían uniforme verde olivo camuflado de campaña; también era la primera vez en mi vida que veía a un soldado Norteamérica frente a mí.
Los tres eran oficiales jóvenes, que no pasaban de 30 años de edad. Uno de ellos nos dirigió la palabra en perfecto español:

-¡Señores, bienvenidos a La Base Naval de Guantánamo!  Desde este momento ustedes están protegidos  por el  Ejercito de los Estados Unidos de Norteamérica. Van a permanecer por tiempo indefinido en este territorio, hasta tanto se resuelva su situación migratoria. 

Continuará

viernes, 4 de noviembre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)



(32)
 
No se permitía fumar y los que los hacían, lo hacían a escondidas.
Pascual, el mismo que estuvo perdido a la hora de la partida y uno de los organizadores del viaje, protestó en forma descompuesta con un Marine, por una fosforera que le habían  decomisado cuando subió al Guardacostas. Lo hacía de una forma hóstil , desaforada y prepotente.. Daba la impresión de que él era el Jefe del Guardacostas.. Si  al marine, le hubiera dado por soplarlo, lo hubiera puesto en Cuba, sin necesidad de de un avión. A mí me molestó la forma en que reclamó, lo que consideré, una estupidez y una basura, por lo que le dije:
¡Oye, Fidel Castro te humilló, te maltrató, te metió preso, te quitó la libertad y tú no tuviste c…… para reclamarle nada, te metiste la lengua en  el c…, así que cállate la boca, que lo que da es pena reclamar la mierda esa.. Estas muy viejo para hacer el ridículo que estás haciendo. Con esto estás demostrando lo que eres y lo que vales! Todo esto se lo dije muy enojado. Tal vez no esperaba que alguien le saliera al paso, por lo que se quedó atónito y sin decir palabras. No se podía ni se permitiría quebrantar reglas impuestas para  nuestra seguridad e integridad.. Talvez, en su escasa mente, albergaba la idea que su reclamo lo veríamos como una actitud valiente frente al americano. Me dio la impresión que el pensaba que el Marine quería quedarse (robarse) con la fosforera.¡ Que mente más entupida!. El ladrón piensa que todo el mundo es de su condición.
Nos pusieron un equipo parlante, donde escudábamos música y noticias. Odelito se hizo cargo del equipo.
Se suscitó una discusión entre Odelito y un balsero, de los que venían en la balsa detrás de nosotros, de apellido Yayo (Gibareño igual que Odelito) Estos eran tres hermanos y el susodicho venia con la esposa, la cual protestó por lo alto de la música, dando origen a la disputa. Por suerte todo se quedó en una discusión.
Sobre la 1 de la tarde nos dieron el almuerzo. Lo mismo del día anterior, es decir arroz blanco y potaje de frijoles negros.
Otra vez dos gibareños daban la nota discordante. Pipo, uno de los que vino en nuestro grupo,  y Marcos ( le decían Coca-Cola), comenzaron a discutir. Mantenían viejas rencillas y se fueron a las manos. Pipo, le dió un puñetazo que lo envió al piso. Por suerte el marine de guardia no vió nada de esto, pues de seguro les hubiera costado la deportación..
Este Sr. apodado Coca –Cola, tuve que llamarlo a contar, pues reclamaba una fosforera y un paquetico de galletitas. ¡Otro estúpido!.
Al poco rato, como para justificarse, me dijo que la fosforera era un recuerdo de su hija y que por eso la había reclamado. Le dije que eso eran cosas de seguridad y que no entendía que se hiciera un reclamo de la forma en que él lo había hecho. Por lo que veo estamos rodeados de”meroliqueros” y politiqueros de “Barriga.”
Estos tres personajes, Pipo, Pascual y “Coca-Cola,  posteriormente regresaron para Cuba. Estos últimos dos, estuvieron presos por los disturbios ocurridos en la Base.
Si estos “Guapos”  y  protestantes de fosforeras, hubieran tenido coraje para protestar por las injusticias que se cometen a diario por el régimen de Fidel Castro, de seguro nuestro país fuera otro.

Continuará

jueves, 3 de noviembre de 2011

EL GUARDACOSTA AMERICANO (CAPITULO lll) Continuación



(31)
                                                                                   
Traíamos un médico a bordo, que al final resultó ser un “sanitario”, el cual atendía nuestras necesidades de medicinas y dolencias.
La comida (cena) la sirvieron sobre las 6pm. Comimos  lo mismo que en  el almuerzo, pero con trocitos de carne, que más bien parecían calamares. Estos “manjares” me tenían algo confundido, pues no sabía, a cien si a cierta, lo que estaba degustando.
El mar continuaba furioso, pero a pesar de estas inclemencias del tiempo, nuestro “coloso marino” se mantenía imperturbable, majestuoso y estable, aunque algo lento.
Llegó la noche, y muchos de los balseros se reunían para charlar y relatar sus experiencias vividas en el mar...Un Sr. de la Habana, relató la historia  ocurrida durante su travesía y realmente me resultó conmovedora: Salieron 7 personas  por Guanabo, La Habana, el día 23  de agosto de 1994. En horas de la noche del día 25, fueron sorprendidos por un mal tiempo. La balsa fue virada al revés y sus ocupantes cayeron en las oscuras aguas. Sólo alcanzaron la balsa tres personas, el resto desapareció en las turbulentas aguas. Estas tres personas venían atadas a una soga por la cintura, que a su vez venía amarrada a la balsa. Los tres sobrevivientes fueron rescatados el  31-8-94,  a 12 millas de la Florida.
Otro Sr. narró, que después de 8 días de navegar en el mar, uno de los que venían en su balsa (4 en total),  se paró y salió caminando en busca de un supuesto barco que estaba cerca. Este hombre no se volvió a ver más, desapareció en el mar.
Así se escuchaban anécdotas de  de los horrores vividos durante la travesía. No pocos habían confrontado problemas durante el viaje suicida.
Sobre las 10 de la noche del día 1ro de septiembre de 1994, sentí que el Guarda Costa detuvo sus máquinas y, después de 30 o 40 minutos, comenzaron a subir “Balseros”. Fueron 8 los rescatados esta vez, y habían salido de “Gibara” en una lancha de 19 pies con motor, llamada “11no. Festival”. Salieron  el día  30 de agosto  de 1994, y no presentaron mayores problemas..Todos los gibareños que salieron por la “Palometa” se reunieron con este grupo, para saber lo que se decía y sucedía en su pueblo.
Sobre las 11 de la noche me acosté, pensando en mis seres queridos y en mi “incierto futuro”. Pensaba que no tenía familiares en USA que pudieran “tirarme un cabo”   y por las cosas que se decían en Cuba, además no sabía qué tiempo permanecería en La Base de Guantánamo; me iba a ser difícil rehacer mi vida. ¡Bueno, ya buscarán la manera de sacarme de la Base, no creo que me dejen solo.  Pensé.
A las 6 de la mañana del día 2 de septiembre de 1994 me desperté. La mañana estaba nublada y el mar estaba embravecido. Pensé en todos los cubanos, que seguramente se encontraban tratando de escapar de la Isla en estos momentos,  y que con este mal tiempo les iba a ser difícil salir airosos de  su osadía.  A Causa de la inclemencia del tiempo el Guardacostas disminuyó, aún más, su velocidad. Comenzó una pertinaz llovizna, la cual cesó 20 minutos después.
Sobre las 7:30am, dieron el desayuno. ¡Harina de nuevo!. Me comí la mía y la de Odelito. ¡Tenía un hambre que me comía cualquier cosa!.

Continuará

miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL GUARDACOSTA AMERICANO (CAPITULO lll)



(30)
 
                                                          CAPITULO III

                                        EL GUARDACOSTAS AMERICANO

Cuando subí al Buque americano, me entregaron una frazada, almohada y se me puso una manilla plástica en la mano derecha. Esta tenía un número. A mi  me tocó el 68.  Para desayunar,  almorzar y comer debíamos enseñar este número, el cual iban anotando en una lista. A todos les hacían  lo mismo.
Nos trasladaron hacia la Popa de la embarcación. En esta parte del navío venían unos 100 balseros más, los cuales habían sido recogidos  en días anteriores. Eran de Pto Padre, Camagüey, Matanzas, y  la Habana... Después que fue recogido el último balsero, la lancha fue subida al Guardacostas y enfiló proa hacia   La Base Naval de Guantánamo. Emprendíamos un involuntario viaje de regreso a Cuba.
Todos estaban tirados en el piso. Me acomodé como pude y me acosté entre ellos.
Amaneció, era el día 1ro de septiembre de 1994. Un soldado, o mejor dicho un marino, cuidaba nuestro sueño y evitaba que pudiéramos salir del área a la que habíamos sido asignados. Era la primera vez que veía a un marino estadounidense y muy por el contrario de lo que se dice en Cuba, me pareció una persona educada y amable y muy atenta a nuestras necesidades. Vestía un overol azul, kepi y botas altas, no portaba armas y traía un boqui-toqui.
Con nosotros se comunicaba un oficial de origen cubano de apellido Pérez.  Tendría unos 39 años de edad, de mediana estatura, algo pasado de peso llevaba gafas oscuras.  Vestía pantalón azul, camisa beige, kepi y en el bolsillo izquierdo de su camisa traía una medalla y placas condecorativas  ganadas en la guerra del Golfo. Había salido de Cuba, cuando tenía 5 años de edad. Ahora parecía un auténtico americano.
Se improvisó un servicio sanitario con frazadas y como letrina se utilizaba un cubo. Esta parte del Guardacostas estaba resguardado por una lona que servía de techo y nos protegía del sol, la lluvia  y el sereno.
En la Proa  de la embarcación, venían unos 100 haitianos, con el mismo destino nuestro: “Base Naval de Guantánamo”
Por estos días se había desatado un fuerte éxodo de ciudadanos haitianos hacia los Estados Unidos  y eran, al igual que los cubanos, interceptados en  el mar y llevados para la Base. No los veíamos, pero escuchábamos sus voces.
Sobre las 8:30am, se nos trajo el desayuno. Era una especie de harina, pero no de maíz, sino de un cereal insípido, no era dulce, ni salado. ¡Sabia a rayos! ¡Cómo, en esos momentos, añoré la harina de maíz que me hacía la viejita María, en los días que visitaba a Holguín!
Sobre la 1 de la tarde fuimos pasando uno a uno, en la misma área, para recoger el almuerzo. Nos sirvieron los mismos marinos en un plato plástico, cucharita plástica y un vaso  de cartón, para tomar agua.
Almorzamos: Arroz blanco  y potaje de frijoles negros. Estos daban la impresión de ser enlatados, por el sabor extraño y lo espeso del condumio. Al mezclar el potaje con el arroz parecía un congris y no un arroz con potaje como el que estaba acostumbrado a comer. El agua la tomábamos de un termo que pusieron a nuestra disposición.

Continuará

martes, 1 de noviembre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)



(29)

 
¡Cosa curiosa!  Habíamos  navegado más de 70 millas sin ningún tipo de protección  o seguridad y ahora para navegar 300 mts se nos protegía  con un salvavidas.
Fui uno de los últimos en dejar el “Carib Trade”. Junto a mi  venían  Sandra, Tony, Paquito, Alexandre y Andrés. La capacidad total de la lancha era de 10 personas, incluidos sus  4 tripulantes. Bajamos por la misma escalerilla que habíamos utilizado cuando fuimos rescatados.
Uno de los marinos de la lancha me saludó en español y me acomodó en uno de los asientos laterales.
Nos íbamos satisfechos y complacidos del trato recibido y del comportamiento de toda la tripulación del “Carib Trade”.
En nuestras mentes y nuestros corazones  quedarán grabados para siempre  los  nombres  del Carib Trade, Enrique, Osvaldo, Luis, Manolo, Ernesto, en fin de todas las personas que salvaron las vidas de 33 balseros cubanos, que huyendo del infierno comunista cubano, estuvimos a punto de perder nuestras vidas en  el Estrecho de la Florida, en busca de libertad




Continuará

lunes, 31 de octubre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)


(28)

 
Se nos acercó el Capitán, junto a su segundo y  jocosamente le recordé que le debía una fortuna a su subalterno, debido a la apuesta.
-¡Si la apuesta llega a ser en serio me hubiese ido desnudo para mi casa!-
Nos habló de cómo era la vida en USA, de los trabajos que pasó para salir de Cuba, la situación que confrontó con un barco que se le incendió y le pedían 20 años de prisión por ese motivo.
También nos dijo que lo mas mal que hacían algunos cubanos que llegaban a Estados Unidos, era meterse en problemas de drogas, que aquí se gana lo suficiente para vivir una vida decente y decorosa. Que este era un país de oportunidades. Nos orientó y nos aconsejó como debíamos comportarnos, una vez que llegáramos  a Norteamérica. Nos dio su teléfono y dirección para cuando llegáramos lo llamáramos. Enrique, es una persona admirable, fluida y elocuente en el hablar. Todo un cubanazo.
Antes de irme a dormir, le entregué una nota  y el teléfono de  Chano, tío de mi esposa, el cual vive en USA.  En ella decía: “Chano, llama a Marina y dile que Sandra, Tony, Alexander y Pedro están bien y que estamos  en la Base Naval de Guantánamo”. Gracias. Pedro.
Le hice la observación a Enrique, que debía llamar a Chano inmediatamente, para que nuestros familiares en Cuba, supieran que estábamos vivos y tranquilizarlos. El, por su parte, me aseguró que lo haría en cuanto llegara.
Enrique, me había dicho que el Guarda Costa  Americano, nos recogería sobre las 5 am, por lo que me fui a dormir a la 1am. Algunos compatriotas continuaron departiendo con la tripulación. Las mujeres durmieron en camarotes, yo lo hice en la cubierta del “Carib Trade” Acomodé unos cartones y me acosté encima de ellos. La noche estaba fresca y oscura. Me quedé dormido pensando en mis seres queridos.
A las 5 de la mañana me despertaron. Era el jueves primero de septiembre de 1994.
El guarda costa americano se encontraba a unos  400 o 500 mts. del “Carib Trade”. Las luces del guarda costas me permitió ver como bajaban una lancha rápida de salvamento, la cual vendría en nuestra búsqueda. La lancha traía encendido un potente reflector que lo alumbraba todo. El mar continuaba furioso y la lancha era bamboleada por las fuertes olas.
A los lejos se veían unas luces, o mejor dicho un gran resplandor, como el de una gran ciudad. Luego supimos que era Miami
Antes de marcharme, subí a la cabina para despedirme de Enrique, su segundo y el timonel. Me deseó suerte y éxito. Por mi parte  patenticé mi eterno agradecimiento y que nunca olvidaría lo que habían hecho por nosotros. Le aseguré que desde el momento en que nos rescataron habían pasado a formar parte de nuestra historia y que el mundo entero admiraría su noble gesto. Nuestra despedida quedó sellada por un fuerte abrazo. Bajé a cubierta. Ya el primer balsero se encontraba sentado en la lancha de rescate. Esta se mantenía pegada al barco por medio de una  soga y a pesar del fuerte oleaje se mantenía firme.
A cada persona que descendía del “Carib Trade”, se le proveía de un salvavidas.


Continuará

sábado, 29 de octubre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)



(27)
 

-Para Miami-me respondió-
-¡Justamente lo que necesitamos, Capitán! ¿Qué posibilidades hay de que nos tires un cabo hasta Miami?-
-Mira, en estos momentos, eso es algo más que difícil y te diría que hasta imposible.-me dijo algo compungido-Ahora todos los barcos que entran a puertos de Estados Unidos se les hace registros y al que se le encuentren polizones a bordo le ponen fuertes multas a la Empresa y hasta te pueden decomisar la embarcación. Incluso tenemos orientación de comunicarnos con ellos y darle la cantidad de balseros que traemos a bordo, para que vengan a recogerlos. De verdad que en ese sentido no puedo hacer nada por ustedes. Si esto se hubiera dado en otras circunstancias no habría problemas, pero ahora es imposible.-
-No te preocupes, te entiendo. Espero que el tiempo que estemos en la Base no sea muy prolongado. Tiene que haber una solución a esta problemática y que nos permita la entrada a USA. No creo que nos tengan encerrados por tiempo indefinido.-
-Despreocúpate, que ellos tiene que buscar una solución a este problema. De lo que si puedes estar seguro es de que ustedes van a salir pronto de ahí.-Me daban aliento las palabras de Enrique-
Almorzamos sobre la 1 de la tarde. Fue algo sencillo, pero reconfortante después de 3 días sin ingerir alimentos. Incluía: Sopa, pan y café. El comedor era pequeño. Tenía 3 pullman, con capacidad para cuatro personas cada uno. Entramos de 12 en 12.
Salí satisfecho. Había comido uno de mis platos favoritos.
El cocinero se disculpó por lo pobre del almuerzo, alegando que cuando nos rescataron ya estaba preparado el menú, pero nos aseguraba  que en la cena nos desquitaríamos y saciaríamos nuestro apetito.
Sobre las 3 de la tarde se avistó otra balsa. Como en el caso nuestro, el buque detuvo las máquinas y se preparó para el rescate.
Esta vez fueron 9 balseros los que se rescataron. Venían de Camaguey. Salieron el día anterior y no presentaron mayores consecuencias. Traían una lancha de 19 pies con motor. Ahora éramos 33 los balseros cubanos rescatados por el “Carib Trade”.
Pasamos al comedor sobre las 6 de la tarde. Comimos: Arroz blanco, potaje de frijoles negros, carne asada, sopa, pan  y café. Todo nos supo a gloria.
Después de la cena departimos con algunos tripulantes. Le hablamos de cómo se vivía en la isla, de sus limitaciones y necesidades,  del descontento general que existe en la población, de los privilegios que gozan la cúpula gobernante y los extranjeros, etc., etc.
Ellos por su parte se mostraron incrédulos de lo que escuchaban. No podían creer que esto sucediera en un país que se dice paladín de los derechos humanos y más increíbles que los isleños no se revelaran. Le explicamos que muchos habían sido fusilados y encarcelados y que actualmente, a pesar de la feroz represión, había un movimiento opositor bastante amplio y que era la que estaba luchando, a brazo partido, en contra del totalitarismo de Fidel Castro. En la población hay mucho miedo debido a la brutal reprimenda que llevan a cabo la policía política y los paramilitares.

Continuará

jueves, 27 de octubre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)



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-Yo sé como está la situación en Cuba, pero eso no justifica que arriesguen la vida de esta manera. ¿Cuántos son ustedes?- me pregunto- 13 le respondí, pero detrás viene otra balsa con 11 personas más-
-Vengan para acá, para enseñarles algo- Me acompañaban Sandra y Tony. Nos acercamos  a la mesa de trabajo. Comenzó a  hacer medidas con sofisticados medios de navegación, los cuales manejaba con maestría...
Un puntico rojo se desplazaba sobre un intrincado jeroglífico de rayas, semejando un mapamundi.
-Mira, desde este lugar, donde salieron ustedes, hasta este lugar, donde los recogimos, hay 70 millas, y de este lugar a este otro, que es Nuevitas, hay 30 millas, lo que quiere decir que jamás hubieran llegado a ningún lado- nos señalaba para el mapamundi-De continuar con el rumbo que llevaban hubieran ido a parar al Canal Viejo de las Bahamas y nunca más se habría sabido de ustedes. De variar el rumbo hacia el noroeste hubieran recalado  en  la costa de Cuba, arrastrados por la corriente-
-¡Capitán, vamos a recoger a otros balseros!- dijo el que miraba con los catalejos. Nos acercamos a él y pudimos ver como trataban de  tirarle la soga a la balsa que nos siguió durante todo el recorrido. Hubo momentos de tensión y peligro, pues al lanzarle la soga desde el barco, esta no fue alcanzada y dos balseros se tiraron a las turbulentas aguas al  rescate de la soga. Por suerte no hubo mayores consecuencias, más que el susto. En esta balsa también venían dos mujeres.
-Mira, necesito que me hagas un favor y le cojas el nombre y dirección a la gente, así como la dirección de los familiares que tengan en USA. Espérate un momento- me dijo y salió hacia un camarote cercano, trayendo consigo dos cartones de cigarros “Marllboro”, papel y bolígrafo.-Toma, para que  le repartas cigarros y anotes aquí los datos-me dijo.
Bajé a cubierta, repartí los cigarros y le dí la tarea a Sandra, de tomarle los datos al personal, mientras yo me bañaba. Tony, me prestó un short y de esta forma pude lavar la ropa que traía puesta.
Cuando salí del baño, Sandra había terminado el trabajito. Por mi mente pasó la idea de excluirme de la lista, esconderme en  cualquier lugar apropiado y entrar como polizón a USA, pero no quise defraudar a mis amigos. Subí de nuevo a la cabina y le entregué los datos al capitán. Me brindó Coca-Colla, la cual me supo a gloria. Después de mirar la lista me dijo:
-Sabes que es la primera vez que, desde que estoy navegando, que me encuentro con balseros. Hice una apuesta con mi segundo, de pagarle 20 dólares por cada balsero que recogiera. ¡Mira tú que lío me he buscado!- me dijo, arrascándose la cabeza-
-Mira, lo mejor que puedes hacer es echar la apuesta para atrás, pues vas a perder todo el dinero del mes- le dije-
Continuamos charlando animadamente. Su nombre es Enrique Figueroa, hacía 2 años que había salido de Cuba por motivos políticos, en una causa donde le pedían 20años de prisión. Ahora se encontraba radicado en Miami, junto a su familia y trabajaba para una empresa naviera panameña, cuyos dueños eran cubanos. Tenía la orden de sus empresarios de recoger a todo balsero que encontrara en su recorrido.
-¿Para donde van ustedes ahora-pregunté?-

Continuará

miércoles, 26 de octubre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)



(25)

 
Andrés, estaba sancionado a 3 años por  el delito de “desacato” y se encontraba disfrutando de una libertad condicional.  Otro, que se encontraba como recluta del SMO , Daniel,  también  formaba parte del grupo.
Yo, había sido sancionado a 18 meses de cárcel  por salida ilegal en el año 1989  y  en el año 1993 era buscado por la policía  del Central Chaparra, por propaganda enemiga. Había puesto un letrero, en el sector de la PNR del barrio Erlan Raya, del mismo central, que decía “Abajo Fidel.” Esto revolucionó al pequeño poblado, quienes eran la primera vez que veían o escuchaban algo semejante  en  estos 35 años de comunismo. La policía desplegó un amplio operativo, movilizó todo un aparato de búsqueda hacia el Sector de la PNR, utilizando perros y tomando fotos del cartel. Se produjeron varios arrestos. Dos días después, se rumoraba que estaban buscando al  “habanero”, por lo que decidí irme para Holguín, en casa de la familia de mi esposa. Días después partí para la Habana.
En la capital, aunque oficialmente no era miembro, si estaba vinculado, desde los días de presidio, a la “Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación  Nacional”, dirigida por el Sr. Elizardo Sánchez Santacruz.  Estando preso en la cárcel de Agüica, Elizardo y yo coincidimos en  la enfermería del centro penitenciario y entablamos amistad  y colaboración. Me encargué de repartir, dentro de la prisión, algunos folletos de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, que el Sr. Elizardo me entregó.
También había puesto letreros contestatarios en las calles de: Patria, Revillagigedo, Cienfuegos  y Corrales, en la Habana Vieja, donde vivía.
A partir del “Maleconazo”, el 5 de agosto de 1994, la  represión se había intensificado y temía ser apresado de un momento a otro, por lo que esta situación influyó en mi decisión de irme con el grupo.
Sin embargo, y, a  pesar de las presiones que conspiraban en contra nuestra, no cabe dudas que la decisión de irnos por Gibara, fue una idea  descabellada y  en extremo peligrosa.
Pude ver, con cierta nostalgia, como la balsa, que nos había transportado en esta aventura, se alejaba del buque sola, a la deriva y bamboleada por las olas y el viento. Y a pesar de esto mantenía la majestuosidad del primer día. ¡Y yo que pensé no resistiría los embates del  bravío océano!.
Después de saludar a la tripulación, en su mayoría dominicanos, subí a la cabina del buque, para hablar con el Capitán, el cual me habían dicho que era cubano.
Al llegar a la cabina, vi a tres hombres inmersos en su trabajo. El más jóven, que era de color negro, manipulaba el timón de la nave, el segundo observaba con unos catalejos las infinitas aguas y el tercero, algo mayor que los dos restantes, se encontraba sentado frente a una mesa con pizarra electrónica. Los tres vestían sencillamente: tenis, short y pulóvers.
-Buenas tardes- salude y acto seguido pregunte- ¿Cual de ustedes es el Capitán?- Yo- me contesto el de la pizarra- Me dirigí hacia él dándole un  fuerte abrazo. Este era blanco, de pelo canoso y unos 45 años de edad, ojos pequeños y vivaces, de estatura mediana, complexión física fuerte y de trato afable.
-¡Ustedes están locos pal carajo, no saben lo que están haciendo!- nos dijo-¿Dónde creen que iban a llegar  ustedes con la mierda esa?- refiriéndose a la balsa-
- Capitán, las cosas están muy malas en Cuba, la desesperación es tremenda-repuse-


Continuará