lunes, 31 de octubre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)


(28)

 
Se nos acercó el Capitán, junto a su segundo y  jocosamente le recordé que le debía una fortuna a su subalterno, debido a la apuesta.
-¡Si la apuesta llega a ser en serio me hubiese ido desnudo para mi casa!-
Nos habló de cómo era la vida en USA, de los trabajos que pasó para salir de Cuba, la situación que confrontó con un barco que se le incendió y le pedían 20 años de prisión por ese motivo.
También nos dijo que lo mas mal que hacían algunos cubanos que llegaban a Estados Unidos, era meterse en problemas de drogas, que aquí se gana lo suficiente para vivir una vida decente y decorosa. Que este era un país de oportunidades. Nos orientó y nos aconsejó como debíamos comportarnos, una vez que llegáramos  a Norteamérica. Nos dio su teléfono y dirección para cuando llegáramos lo llamáramos. Enrique, es una persona admirable, fluida y elocuente en el hablar. Todo un cubanazo.
Antes de irme a dormir, le entregué una nota  y el teléfono de  Chano, tío de mi esposa, el cual vive en USA.  En ella decía: “Chano, llama a Marina y dile que Sandra, Tony, Alexander y Pedro están bien y que estamos  en la Base Naval de Guantánamo”. Gracias. Pedro.
Le hice la observación a Enrique, que debía llamar a Chano inmediatamente, para que nuestros familiares en Cuba, supieran que estábamos vivos y tranquilizarlos. El, por su parte, me aseguró que lo haría en cuanto llegara.
Enrique, me había dicho que el Guarda Costa  Americano, nos recogería sobre las 5 am, por lo que me fui a dormir a la 1am. Algunos compatriotas continuaron departiendo con la tripulación. Las mujeres durmieron en camarotes, yo lo hice en la cubierta del “Carib Trade” Acomodé unos cartones y me acosté encima de ellos. La noche estaba fresca y oscura. Me quedé dormido pensando en mis seres queridos.
A las 5 de la mañana me despertaron. Era el jueves primero de septiembre de 1994.
El guarda costa americano se encontraba a unos  400 o 500 mts. del “Carib Trade”. Las luces del guarda costas me permitió ver como bajaban una lancha rápida de salvamento, la cual vendría en nuestra búsqueda. La lancha traía encendido un potente reflector que lo alumbraba todo. El mar continuaba furioso y la lancha era bamboleada por las fuertes olas.
A los lejos se veían unas luces, o mejor dicho un gran resplandor, como el de una gran ciudad. Luego supimos que era Miami
Antes de marcharme, subí a la cabina para despedirme de Enrique, su segundo y el timonel. Me deseó suerte y éxito. Por mi parte  patenticé mi eterno agradecimiento y que nunca olvidaría lo que habían hecho por nosotros. Le aseguré que desde el momento en que nos rescataron habían pasado a formar parte de nuestra historia y que el mundo entero admiraría su noble gesto. Nuestra despedida quedó sellada por un fuerte abrazo. Bajé a cubierta. Ya el primer balsero se encontraba sentado en la lancha de rescate. Esta se mantenía pegada al barco por medio de una  soga y a pesar del fuerte oleaje se mantenía firme.
A cada persona que descendía del “Carib Trade”, se le proveía de un salvavidas.


Continuará

sábado, 29 de octubre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)



(27)
 

-Para Miami-me respondió-
-¡Justamente lo que necesitamos, Capitán! ¿Qué posibilidades hay de que nos tires un cabo hasta Miami?-
-Mira, en estos momentos, eso es algo más que difícil y te diría que hasta imposible.-me dijo algo compungido-Ahora todos los barcos que entran a puertos de Estados Unidos se les hace registros y al que se le encuentren polizones a bordo le ponen fuertes multas a la Empresa y hasta te pueden decomisar la embarcación. Incluso tenemos orientación de comunicarnos con ellos y darle la cantidad de balseros que traemos a bordo, para que vengan a recogerlos. De verdad que en ese sentido no puedo hacer nada por ustedes. Si esto se hubiera dado en otras circunstancias no habría problemas, pero ahora es imposible.-
-No te preocupes, te entiendo. Espero que el tiempo que estemos en la Base no sea muy prolongado. Tiene que haber una solución a esta problemática y que nos permita la entrada a USA. No creo que nos tengan encerrados por tiempo indefinido.-
-Despreocúpate, que ellos tiene que buscar una solución a este problema. De lo que si puedes estar seguro es de que ustedes van a salir pronto de ahí.-Me daban aliento las palabras de Enrique-
Almorzamos sobre la 1 de la tarde. Fue algo sencillo, pero reconfortante después de 3 días sin ingerir alimentos. Incluía: Sopa, pan y café. El comedor era pequeño. Tenía 3 pullman, con capacidad para cuatro personas cada uno. Entramos de 12 en 12.
Salí satisfecho. Había comido uno de mis platos favoritos.
El cocinero se disculpó por lo pobre del almuerzo, alegando que cuando nos rescataron ya estaba preparado el menú, pero nos aseguraba  que en la cena nos desquitaríamos y saciaríamos nuestro apetito.
Sobre las 3 de la tarde se avistó otra balsa. Como en el caso nuestro, el buque detuvo las máquinas y se preparó para el rescate.
Esta vez fueron 9 balseros los que se rescataron. Venían de Camaguey. Salieron el día anterior y no presentaron mayores consecuencias. Traían una lancha de 19 pies con motor. Ahora éramos 33 los balseros cubanos rescatados por el “Carib Trade”.
Pasamos al comedor sobre las 6 de la tarde. Comimos: Arroz blanco, potaje de frijoles negros, carne asada, sopa, pan  y café. Todo nos supo a gloria.
Después de la cena departimos con algunos tripulantes. Le hablamos de cómo se vivía en la isla, de sus limitaciones y necesidades,  del descontento general que existe en la población, de los privilegios que gozan la cúpula gobernante y los extranjeros, etc., etc.
Ellos por su parte se mostraron incrédulos de lo que escuchaban. No podían creer que esto sucediera en un país que se dice paladín de los derechos humanos y más increíbles que los isleños no se revelaran. Le explicamos que muchos habían sido fusilados y encarcelados y que actualmente, a pesar de la feroz represión, había un movimiento opositor bastante amplio y que era la que estaba luchando, a brazo partido, en contra del totalitarismo de Fidel Castro. En la población hay mucho miedo debido a la brutal reprimenda que llevan a cabo la policía política y los paramilitares.

Continuará

jueves, 27 de octubre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)



(26)

 
-Yo sé como está la situación en Cuba, pero eso no justifica que arriesguen la vida de esta manera. ¿Cuántos son ustedes?- me pregunto- 13 le respondí, pero detrás viene otra balsa con 11 personas más-
-Vengan para acá, para enseñarles algo- Me acompañaban Sandra y Tony. Nos acercamos  a la mesa de trabajo. Comenzó a  hacer medidas con sofisticados medios de navegación, los cuales manejaba con maestría...
Un puntico rojo se desplazaba sobre un intrincado jeroglífico de rayas, semejando un mapamundi.
-Mira, desde este lugar, donde salieron ustedes, hasta este lugar, donde los recogimos, hay 70 millas, y de este lugar a este otro, que es Nuevitas, hay 30 millas, lo que quiere decir que jamás hubieran llegado a ningún lado- nos señalaba para el mapamundi-De continuar con el rumbo que llevaban hubieran ido a parar al Canal Viejo de las Bahamas y nunca más se habría sabido de ustedes. De variar el rumbo hacia el noroeste hubieran recalado  en  la costa de Cuba, arrastrados por la corriente-
-¡Capitán, vamos a recoger a otros balseros!- dijo el que miraba con los catalejos. Nos acercamos a él y pudimos ver como trataban de  tirarle la soga a la balsa que nos siguió durante todo el recorrido. Hubo momentos de tensión y peligro, pues al lanzarle la soga desde el barco, esta no fue alcanzada y dos balseros se tiraron a las turbulentas aguas al  rescate de la soga. Por suerte no hubo mayores consecuencias, más que el susto. En esta balsa también venían dos mujeres.
-Mira, necesito que me hagas un favor y le cojas el nombre y dirección a la gente, así como la dirección de los familiares que tengan en USA. Espérate un momento- me dijo y salió hacia un camarote cercano, trayendo consigo dos cartones de cigarros “Marllboro”, papel y bolígrafo.-Toma, para que  le repartas cigarros y anotes aquí los datos-me dijo.
Bajé a cubierta, repartí los cigarros y le dí la tarea a Sandra, de tomarle los datos al personal, mientras yo me bañaba. Tony, me prestó un short y de esta forma pude lavar la ropa que traía puesta.
Cuando salí del baño, Sandra había terminado el trabajito. Por mi mente pasó la idea de excluirme de la lista, esconderme en  cualquier lugar apropiado y entrar como polizón a USA, pero no quise defraudar a mis amigos. Subí de nuevo a la cabina y le entregué los datos al capitán. Me brindó Coca-Colla, la cual me supo a gloria. Después de mirar la lista me dijo:
-Sabes que es la primera vez que, desde que estoy navegando, que me encuentro con balseros. Hice una apuesta con mi segundo, de pagarle 20 dólares por cada balsero que recogiera. ¡Mira tú que lío me he buscado!- me dijo, arrascándose la cabeza-
-Mira, lo mejor que puedes hacer es echar la apuesta para atrás, pues vas a perder todo el dinero del mes- le dije-
Continuamos charlando animadamente. Su nombre es Enrique Figueroa, hacía 2 años que había salido de Cuba por motivos políticos, en una causa donde le pedían 20años de prisión. Ahora se encontraba radicado en Miami, junto a su familia y trabajaba para una empresa naviera panameña, cuyos dueños eran cubanos. Tenía la orden de sus empresarios de recoger a todo balsero que encontrara en su recorrido.
-¿Para donde van ustedes ahora-pregunté?-

Continuará

miércoles, 26 de octubre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll (Continuación)



(25)

 
Andrés, estaba sancionado a 3 años por  el delito de “desacato” y se encontraba disfrutando de una libertad condicional.  Otro, que se encontraba como recluta del SMO , Daniel,  también  formaba parte del grupo.
Yo, había sido sancionado a 18 meses de cárcel  por salida ilegal en el año 1989  y  en el año 1993 era buscado por la policía  del Central Chaparra, por propaganda enemiga. Había puesto un letrero, en el sector de la PNR del barrio Erlan Raya, del mismo central, que decía “Abajo Fidel.” Esto revolucionó al pequeño poblado, quienes eran la primera vez que veían o escuchaban algo semejante  en  estos 35 años de comunismo. La policía desplegó un amplio operativo, movilizó todo un aparato de búsqueda hacia el Sector de la PNR, utilizando perros y tomando fotos del cartel. Se produjeron varios arrestos. Dos días después, se rumoraba que estaban buscando al  “habanero”, por lo que decidí irme para Holguín, en casa de la familia de mi esposa. Días después partí para la Habana.
En la capital, aunque oficialmente no era miembro, si estaba vinculado, desde los días de presidio, a la “Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación  Nacional”, dirigida por el Sr. Elizardo Sánchez Santacruz.  Estando preso en la cárcel de Agüica, Elizardo y yo coincidimos en  la enfermería del centro penitenciario y entablamos amistad  y colaboración. Me encargué de repartir, dentro de la prisión, algunos folletos de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, que el Sr. Elizardo me entregó.
También había puesto letreros contestatarios en las calles de: Patria, Revillagigedo, Cienfuegos  y Corrales, en la Habana Vieja, donde vivía.
A partir del “Maleconazo”, el 5 de agosto de 1994, la  represión se había intensificado y temía ser apresado de un momento a otro, por lo que esta situación influyó en mi decisión de irme con el grupo.
Sin embargo, y, a  pesar de las presiones que conspiraban en contra nuestra, no cabe dudas que la decisión de irnos por Gibara, fue una idea  descabellada y  en extremo peligrosa.
Pude ver, con cierta nostalgia, como la balsa, que nos había transportado en esta aventura, se alejaba del buque sola, a la deriva y bamboleada por las olas y el viento. Y a pesar de esto mantenía la majestuosidad del primer día. ¡Y yo que pensé no resistiría los embates del  bravío océano!.
Después de saludar a la tripulación, en su mayoría dominicanos, subí a la cabina del buque, para hablar con el Capitán, el cual me habían dicho que era cubano.
Al llegar a la cabina, vi a tres hombres inmersos en su trabajo. El más jóven, que era de color negro, manipulaba el timón de la nave, el segundo observaba con unos catalejos las infinitas aguas y el tercero, algo mayor que los dos restantes, se encontraba sentado frente a una mesa con pizarra electrónica. Los tres vestían sencillamente: tenis, short y pulóvers.
-Buenas tardes- salude y acto seguido pregunte- ¿Cual de ustedes es el Capitán?- Yo- me contesto el de la pizarra- Me dirigí hacia él dándole un  fuerte abrazo. Este era blanco, de pelo canoso y unos 45 años de edad, ojos pequeños y vivaces, de estatura mediana, complexión física fuerte y de trato afable.
-¡Ustedes están locos pal carajo, no saben lo que están haciendo!- nos dijo-¿Dónde creen que iban a llegar  ustedes con la mierda esa?- refiriéndose a la balsa-
- Capitán, las cosas están muy malas en Cuba, la desesperación es tremenda-repuse-


Continuará

lunes, 24 de octubre de 2011

"EL CARIB TRADE" CAPITULO ll



(24)

                                                            CAPITULO II

                                                    “ EL   CARIB   TRADE “

                                                                              
Las primeras en subir a bordo fueron las dos mujeres. El último en subir fue Pascual.
Nos abrazamos llenos de alegría y emoción. Hubo lágrimas entre los tripulantes de la balsa.
Nuestra forma característica de celebrar y compartir, contagiaron a los tripulantes del buque, quienes se abrazaban a nosotros, compartiendo nuestra alegría y felicidad. Desde ese instante ellos pasaban a formar parte de nuestra historia.
Habíamos logrado escapar de una muerte segura, logramos  salir ilesos de esa descabellada y loca aventura.
Muy pocos de los que habían intentado salir de la isla, por esta parte, donde salimos nosotros, pudieron lograr su objetivo, debido a la distancia tan grande entre Gibara  y  la Florida. Los pocos que lograron llegar, lo hicieron en lanchas y  yates con motor, pero nunca nadie llegó en una balsa, ni tengo información que alguien lo hubiera intentado antes. De no ser por este milagro, no estuviéramos haciendo el cuento.
Durante los meses de julio y agosto de 1994, se habían producido secuestros de embarcaciones por esta parte de Gibara y habían logrado llegar a USA.
No es frecuente la vigilancia  por este punto geográfico de la isla, precisamente por lo distante de la travesía (350  millas).Podemos decir que fuimos los pioneros de este tipo de viaje en balsa.
Los residentes de Gibara, que participaron en los preparativos y realización del viaje, tenían que saber que era harto difícil hacer una travesía, con un medio de navegación tan rústico y desvencijado como el que se utilizó, desde esta región. Pienso que este periplo estuvo dado por la creencia de que a 12 millas de las costas cubanas, se encontraban guardacostas americano recogiendo balseros, cosa que no era falso, pero no en esta parte de nuestro archipiélago. Esto se hacía por las costas de Matanzas y la Habana, donde fueron recogidos miles de balseros y llevados para la Base Naval de Guantánamo, así como por la organización de “Hermanos al Rescate”.
Hay que reconocer el esfuerzo y el sacrificio que tuvieron que hacer estos muchachos para llevar a cabo su odisea. Habian vendido todas sus pertenencias, como ropas, zapatos, ollas de presión, prendas, grabadoras, etc. Con el dinero recaudado lograron comprar lo necesario para construir y llevar a cabo su ingenioso plan
Hay que resaltar que dentro del heterogeneo grupo, 4 de sus integrantes habían cumplido o estaban cumpliendo sanciones de cárcel por delitos considerados políticos.
Como el caso del más  joven del grupo Odelito, el cual se encontraba cumpliendo una condena de 3 años por intentar llevarse una lancha, siendo él recluta del  SMO Aprovechó que le dieron pase y  se enroló en el grupo.
Pascual estuvo 2 años preso por salida ilegal. Paquito había cumplido varias sanciones. La primera: 6 años por atentar contra los poderes del Estado y dos causas más de 2 años por salida ilegal.


Continuará

sábado, 22 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CAPITULO 1) Continuación



(23)
 
llevábamos remando, nos había dado cierta habilidad con los remos y a pesar del cansancio y agotamiento físico apuramos la marcha, tratando de interceptar aquel gigante del mar.
En la medida en que avanzábamos, el barco se nos aproximaba más y más. Daba la impresión que nos pasaría por encima. Esto solo era una apreciación óptica, pues sobre las 10 y 30 de la mañana el buque se encontraba frente a nosotros, pero a dos o  tres kmts. de distancia...
Todos hacíamos señales con tohallas, camisas y espejo, además de pedir auxilio.
Se veían, claramente,  a los tripulantes del coloso gigante, parados en la cubierta del mismo.
Pedimos a las mujeres que se levantaran, para que se percataran que venían mujeres a bordo. Era la primera vez que veiamos uno de estos navíos tan cerca de nosotros.
Pudimos observar como dejaban caer una escalerilla, hecha de soga. ¡Estábamos salvados!
Nos abrazamos, reíamos, llorábamos, la alegría era inmensa, fue un júbilo total.
Hubo que llamar a la cordura, pues el desbalance que ocasionaba movernos de un lugar
a  otro podía  hacernos  zozobrar.
La balsa que venía detrás, no se divisaba. El mar continuaba embravecido y sus olas no nos permitían ver a distancia.
El barco detuvo sus máquinas y se aprestaba a rescatarnos.
Andrés y Odelito arriaron la vela y los que  venían remando dejaron de hacerlo. La corriente nos arrastraba hacia el gigante de los mares.
Poco a poco fuimos maniobrando con los remos para aparearnos por la proa de la embarcación y poder coger la escalerilla, la cual colgaba por esa parte. Esta operación de acercamiento era extremadamente difícil y riesgosa,  debido al fuerte oleaje.
Los del barco nos lanzan una soga, la cual logramos agarrar y acercarnos a la escalerilla.
Terminaba una de las fases más peligrosa  de nuestro recorrido. No todos los que se lanzaron en una aventura similar, lograron llegar o sobrevivir, no todos tuvieron la misma suerte nuestra.

Continuará

viernes, 21 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CAPITULO 1) Continuación



(22)

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Nos resultaba difícil creer que no hubieran vista el destello y la iluminación tan amplias que había producido esta bengala. Sí, nos habían visto, de seguro nos vieron-pensé con profundo optimismo-.
Pasado unos 20 o 25 minutos, la nave se alejaba; poco a poco, sus luces se fueron apagando, hasta perderse en la oscura noche. De la misma forma se fueron apagando nuestras esperanzas de salvación. Se nos escapaba, quizás, la única posibilidad  de escapar con vida de aquella odisea. El pesimismo y la desesperación volvieron a reinar en la pequeña nave.
Hoy, después de unos meses de este suceso, pienso que no quisieron detener la nave, es imposible que no hayan visto la señal de auxilio que se le envió. La verdad nunca se sabrá, pero en mi mente siempre existirá la duda, y en la del capitán de este buque el remordimiento de haber abandonado a unos náufragos. Estas naves, vienen equipadas con tecnología capaces de detectar un palo en el agua a cierta distancia de los mismos.
El mar se mantenía furioso, daba la impresión que se avecinaba una tormenta, pues a lo lejos se divisaban destellos de  relámpagos y  se escuchaban truenos.
El alba me sorprendió con el timón y la brújula en las manos. Era el 31 de agosto de l994.
Andrés, le dio la vela a Odelito, puso una tabla entre las barandas de hierro y se acostó a dormir. Llevábamos tres días sin pegar los ojos. Yo hubiera deseado hacer lo mismo, pero no podía. La tensión de todo lo vivido y lo que nos faltaba, no me dejaban descansar como lo hubiera deseado. Pascual y Pipo, estaban en las mismas condiciones que yo, el resto, como jóvenes al fin, dormían plácidamente.
Una gran ola empapó a Andrés, lo que interrumpió su plácido sueño. Paquito dormía en cuclillas, con una tohalla en la cabeza y ni el vaivén de las olas ni el agua, que empapaba la balsa, lograban interrumpir su profundo sueño., el resto de la tripulación estaba apiñada uno contra otro y nada parecía importarle...
El mar continuaba colérico. Me daba la impresión  que naufragaríamos, pero no, el pequeño artefacto se movía como pez  en el agua.
Físicamente estábamos agotados y hambrientos, pero no teníamos síntomas de  deshidratación o debilidad extrema, sólo Paquito y Alexander, habían presentado problemas  de mareo. Paquito, hizo por vomitar dos o tres veces, Alexander cuando se sentía mal se ponía a remar, esto, según el, le quitaba el malestar.
Sobre las 8 de la mañana, se repartió el agua y el puñado de azúcar, éstas cada vez eran más escasas.
-¿Para cuantos días  nos queda agua y azúcar, Giralda?- pregunté a una de las dos únicas mujeres que venían en este  viaje suicida-Ya no queda mucho, tal vez nos alcance hasta mañana-contestó la valiente mujer.
Sobre las 8:30 de la mañana, continuamos remando, pero muy lentamente. Esta vez el equipo de navegación iba orientado a los 35 grados del estenordeste, tratando de evitar que la corriente nos arrastrara hacia las costas de Cuba. Sobre las 9 y 30  de la mañana, avistamos otro navío, que al parecer llevaba el mismo rumbo nuestro. Apuramos el paso, tratando de interceptarlo. La alegria volvió a apoderarse del grupo. Comenzamos a agitar toallas, camisas y todo lo que creíamos pudiera llamar su atención. Los tres días que lle- 
          

Continuará                                                                                                                                

jueves, 20 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CAPITULO 1) Continuación


(21)

 
El aparato de navegación continuaba orientado a los 30 grados, pero esta vez al noroeste con el objetivo, según Andrés, de  llegar a uno de los tantos cayos que existen en el canal viejo de las Bahamas... Nos aprovisionaríamos de agua, alimentos y continuaríamos nuestro viaje hacia  los Estado Unidos. Estábamos  decididos a continuar con nuestro objetivo. Era de vital importancia mantenernos atentos y con los ojos bien abiertos, siempre vigilando  la brújula, para evitar perder el rumbo o naufragar, debido a los fuertes vientos y las olas. A pesar de  la oscuridad  de la noche el equipo de navegación era de una  fosforescencia  intensa y  dejaba ver su lectura claramente.
Cerca de las 3 de la madrugada avistamos, a lo lejos, unas luces de un barco, que al parecer venía a nuestro encuentro. Por desgracia no teníamos nada con que hacerle señas, e impotentes veíamos como las luces se nos acercaban cada vez más, sin poder hacer nada para llamar su atención. La tripulación continúo descansando, sin hacer caso de lo que se nos acercaba.Era imposible que nos pudiera ver, sólo un milagro podía hacer que nos encontraran.
De pronto, toda nuestra atención se centró en la balsa que nos seguía. Se escucha ruido, voces y la luz de una linterna.  Algo inusual estaba sucediendo. A pesar de los vientos y las olas, la balsa había logrado mantenerse cerca de nosotros. Estaban encendiendo algo, al parecer un mechón...
Pudimos ver como lanzaban una bengala de color verde, pero ésta, en vez de salir hacia arriba, lo hacía, inexplicablemente, para abajo. El mar en los alrededores de la balsa parecía haber cogido candela. Era insólito y maravilloso ver el mar prendido con un verdor intenso, pero triste a la vez, pues se nos esfuma una posibilidad de salvación. El buque continúo su camino sin percatarse de nuestra presencia.
Posteriormente nos enteramos que el compañero que trató de lanzar la bengala sufrió quemaduras en una pierna.
Continuamos nuestro silencioso recorrido, muy atentos a la brújula y la vela. Las luces del navío se perdieron en la oscuridad de la noche.
Sobre las 4:20 de la madrugada avistamos las luces de otro barco. Los que venían acostados continuaron su deliciosa tarea, sin hacer caso de nuestros comentarios.
De nuevo la balsa que venia detrás, centró nuestra atención. Se escuchaban gritos y actividad de luces.
Con profunda alegría pudimos observar cómo lanzaban una segunda bengala, ésta de color rojo, la cual significa auxilio en el código marítimo.
Esta se elevaba en lo alto del firmamento y al llegar al final de su recorrido se escuchó una leve explosión, dejando caer miles y miles de lucecitas rojas, dando la impresión de estar viendo un día de fiesta en Cuba, cuando Cuba reía. Era maravilloso ver el espectáculo que se presentaba en lo alto del cielo. Este se encendió de rojo, la negra noche parecía darle más intensidad a los destellos.
Lentamente iban cayendo las lucecitas e iban apagándose antes de llegar al agua. Todos se levantaron con expresiones de júbilo. Estábamos seguros de que los del barco habían visto la señal de auxilio. Ahora debíamos esperar a que la nave se nos acercara e hiciera las operaciones de rescate.Teniamos la certeza de que vendrian a nuestro encuentro.

Continuará

RECORRIDO EN BALSA (CAPITULO 1) Continuación


                                                                             (13)
  
Al acercarnos más, pudimos ver que eran Sandra y Tony, quienes venían a nuestro encuentro. Habían visto a los del tractor y éstos le dijeron que una pareja los estaban buscando. Nos abrazamos con una inmensa alegría, como si hiciera mucho tiempo que no nos veiamos. Fue un encuentro muy emotivo.
Nos llevó hasta donde está el resto del grupo. Nos presentó a Pascual, un personaje pintoresco. Era un hombre bajito y delgado. Sobre sus labios le caía un largo, espeso y grande bigote. Este sobresalía más, por pertenecer a una persona de rostro pequeño y delgado. Tenía unos 50 años de edad. Tony lo había conocido en el primer viaje que hizo a Gibara, en busca de una embarcación. Se pusieron de acuerdo y comenzaron a trabajar juntos en el proyecto del viaje. Luego de unos días de trabajo, habían logrado una  primera parte de sus propósitos, ahora les faltaba el más importante y peligroso de sus objetivos: Llegar a los Estados Unidos.
También me presentó a Paquito, un viejo amigo de la familia de Marina e íntimo amigo de Tony y Alexander. Este era un negro alto y flaco como una vara de tumbar gatos., de unos 43 años de edad, muy afable, dicharachero y elocuente, nos dijo:-¡Todo está listo para partir, a las 12 de la noche salimos como perro que tumbó la olla!- ¡Eso no hay quien lo pare por ahí paya! -Señalándonos para la balsa. Me acerqué más para verla mejor, pues la  oscuridad, que comenzaba a cubrirlo todo, no me permitía ver bien la embarcación desde donde me encontraba...La misma estaba anclada a unos 15 mts. De la orilla y las olas la balanceaban como papel en el agua, pero a pesar de esto se veía estable, fuerte, imponente y  majestuosa.
Una inmensa nostalgia invadió mi corazón, al recordar que 5 años atrás había estado preso por querer marcharme del país en algo parecido y no logré ni siquiera ver la embarcación dentro del agua. Fuimos sorprendidos por las tropas guardafronteras cubanas y condenados a 18 meses de cárcel. Las salidas hacia el norte, eran consideradas ilegales y debía pagar por este “delito”. Ahora se me presentaba esta magnífica ocasión, donde todo estaba hecho, no había temor a represalias, sólo tenía que decidirme a dar el paso. Por mi mente pasaron raudos los pensamientos, uno tras otro. Pensé en mis hijos, mi familia, mi esposa, mi edad, etc. No tenía familia en USA, que me pudiera auxiliar en los primeros momentos de mi llegada. Pensé en la azarosa vida que me tocó vivir, llena de necesidades y vicisitudes. Y.. ahora, casi al final de mi vida, no tenía nada, al menos algo a lo que todo ser humano desea y aspira a tener en la vida:  bienestar, salud y libertad.
En mi niñez, limpiaba patios, junto a mi querida madrecita,  y hacia de vendedor ambulante de  maní, cremita de leche, dulces,  etc.,  para ayudar en  los gastos de la casa, pues mi padre trabajaba tres meses en el central azucarero y el resto del año se encontraba desempleado. Rara vez  tuvimos un día de “Reyes Magos” Si lo teníamos se debía a la bondad de personas como la Sra. Maria Lola o  el Sr. Julio Verdote, los cuales se dedicaban a dar juguetes a los niños pobres en días como éstos.
 Mi juventud, fue, igualmente azarosa y llena de necesidades y limitaciones, debido a la escasez que caracterizaba al sistema comunista. Aprendí el oficio de “barbero” a los 16 años y hacía de barbero ambulante, cobrando 20cts. por el corte de cabello. La mayoría de las veces  el cobro los hacía los viernes, después del pago a los trabajadores.

Continuará

miércoles, 19 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CAPITULO 1) Continuación


                                                                (20)

                                                                   Rescatan a 28 balseros que querían huir de Cuba
 requería  ciertas habilidades, pues de lo contrario no se avanzaba y corríamos el riesgo de naufragar en cualquier momento. Hubo un instante en que  Odelito,  le entregó, a otro de los tripulantes, el mando de la vela y ésta comenzó a dar bandazos de un lado para otro, golpeando al propio Odelito. Por suerte el golpe fue leve y  por la altura en que se encontraba no hubo mayores consecuencias, ni otros heridos.
La balsa, en medio de aquel  infinito y embravecido mar, se balanceaba como una hoja de papel en  un turbulento remolino. Constantemente, Andrés corregía el rumbo del recorrido, pues las olas y  el viento nos lo hacían perder... Las olas alcanzaban unos de 8 pies de altura. Nos remontaba en su cresta y debajo nuestro quedaba una profundidad que a mi me pareció infinita.
La balsa que venía detrás de nosotros se encontraba a unos 20 metros de distancia. A Pascual, se le ocurrió amarrar ambas embarcaciones con una soga, para evitar perdernos durante la noche .Dejamos de remar, para que, la  que nos seguía pudiera acercarse más y  tirarle una soga. Se nos acercó tanto que tuvimos que separarla con las manos, para evitar un choque, pues de haber una colisión entre ambas balsas, los resultados hubieran sido catastróficos para ambos grupos. Sinceramente no creí salir ileso de esta situación. En las condiciones que se encontraba el mar no era posible controlar a ninguna de las dos embarcaciones. Decidimos alejarnos y  desistir de la idea de navegar juntos. Comenzamos a remar desesperadamente; éllos a su vez, dejaron de hacerlo, para posibilitar nuestro alejamiento. De haberse producido un choque entre ambos navíos las cámaras se hubieran  explotado y nos habríamos hundidos inexorablemente. Podemos decir que esa tarde “navegamos con suerte”.
En el transcurso de la travesía se produjeron varias discusiones, pues algunos se hacían los remolones a la hora de remar, aduciendo que estaban cansados, etc. Entre los que mas sobresalían estaban dos gibareños llamados: Daniel y “El Caco”. Habia que estarlo llamando constantemente para que se pusieran a remar. El relevo debía hacerse frecuentemente para evitar males peores. Fue inútil tratar de hacerles ver la necesidad que había de seguir remando; debíamos llegar al corredor antes de que anocheciera. Continuaron tirados en el piso, como si con ellos no se estuviera hablando. Los pocos que quedábamos con disposición  de remar, no teníamos fuerzas para hacerlo, no obstante continuamos aferrados a los remos, que era como aferrarnos a la vida. Nuestra meta inmediata era llegar al corredor de la “vida”, que para mí,  en esos momentos, era el corredor de la muerte. En realidad nunca supimos cuando llegamos al corredor, pues en el mar no existen puntos de referencia y no podíamos orientarnos. Ese día no volvimos a ver más barcos.
Ya había  anochecido y sobre las 8 de la noche acordamos no seguir remando. Dejaríamos la vela y al de la brújula de guardia, para continuar avanzando y  poder descansar algo. El mismo que guiaba la brújula debía guiar el timón; estaba pautado que cada media hora se llamara al relevo. Esta tarea la hacíamos: Pipo, Andrés, Pascual y yo. El resto de la tripulación venía descansando o durmiendo, a  pesar que el agua inundaba la pequeña nave.

Continuará

martes, 11 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CAPITULO 1) Continuación

(19)

                                                                                   
La presencia de esta criatura nos produjo el mismo miedo que le  hubiera causado a unos náufragos, nos sentíamos indefensos ante la bestia marina.
Los que nos encontrábamos despiertos no hicimos ruidos ni comentarios, para que no cundiera el pánico entre el resto de la tripulación. En esa noche lúgubre, pude darme cuenta que, para emprender un viaje como este había que estar preparado física y psicológicamente.
Amaneció, era la mañana de lunes 30 de agosto de 1994. Todos íbamos mojados, y la frialdad  de la noche transcurrida  hacía temblar de frío a muchos compañeros, incluyéndome a mí.
Odelito, junto a otro amigo, se dedicó a reparar la vela y el remo; Andrés,  me entregó la brújula  y  hacía lo mismo con el  timón y la “horsa”. Por suerte todo quedó arreglado en poco tiempo. Sólo quedaba la cámara baja de aire, la cual no quise ni tocar para no preocuparme.
Ahora la balsa se movía más rápida, pues eran cuatro los remos. Continuamos  nuestro recorrido, orientados siempre hacia el norte y a 30 grados de latitud.
La vela se soltó, pues comenzó a soplar un viento que venía del suroeste.
Dada la escasez del agua y el azúcar, nos vimos en la necesidad de racionarlas a un puñado de azúcar por persona y ½ vaso de agua. Desde este momento quedaba eliminada el agua con azúcar.
Curiosamente no tenía ni sed, ni apetito. Al parecer, la tensión de la travesía, las preocupaciones y la zozobra vividas contribuía a esta condición, Por otra parte, la tripulación sólo la bebían cuando realmente la necesitaban.
Este día avistamos varios buques, pero se encontraban muy lejos de nosotros, veiamos un puntito en el lejano horizonte. Al parecer este era una ruta marítima, pues pasaban con mucha frecuencia.
-Andrés, vamos a apurarnos, para ver si podemos llegar al corredor antes de que anochezca- le dije.
-No vayas a creer que es fácil llegar hasta  allá, está bastante lejos de nosotros- me dijo.
-Si hacemos el intento, lo logramos- le repuse. Realmente no se le podía pedir más al personal, ya que estábamos muy agotados y las manos inflamadas de las ampollas y el salitre, además la falta de alimentos cada vez se hacía sentir con mayor severidad.
En un último intento por lograr el sentido del deber y la obligación del sacrificio ante el inminente peligro que  corrían nuestras vidas, les dije a los que remaban en esos momentos:
-¡Arriba muchachos, que la libertad está frente a nosotros y nos está llamado!- Todo fue inútil. Mi arenga no tuvo respuesta. El agotamiento, el hambre y el cansancio pudieron más que el instinto de conservación.
Detrás, no muy lejos, venia la otra balsa.
Sobre las 2pm, el mar comenzó a encresparse. Las olas se hicieron más grandes y fuertes. El viento comenzó a soplar con fuerza de 35 a 40 kmts. Por hora. El encargado de maniobrar  la vela (Odelito) se las ingenió para no naufragar. Esta era una actividad que 


Continuará

lunes, 10 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CAPITULO 1) Continuación

(18)
 Rescatan a 28 balseros que querian huir de Cuba
Las dos mujeres se ocupaban de preparar y distribuir el agua con azúcar, era el único alimento que nos quedaba. Sobre la 1pm, se repartió un vaso de agua con azúcar, esto constituia nuestro desayuno y almuerzo. Las golosinas se  agotaron.
El sol se encontraba encima de nosotros y sus fuertes rayos  hacían más dificultosa nuestra travesía. Teniamos las manos desbaratadas de los remos, las ampollas de las manos se reventaban y el agua salada las hacia más dolorosas.
Íbamos agotados y sudorosos, a pesar de que el agua entraba por un lado y salía por el otro, mojando a los muchachos que se encontraban sentados en el piso.
Me quité la camisa y me la puse en la cabeza. Me remangué los pantalones más arriba de las rodillas, a medio muslo. Esto me trajo quemaduras de tercer grado en la pierna izquierda.
Ese día, en nuestro recorrido, avistamos unos 6 buques más, pero pasaban muy lejos de nosotros, por lo que ninguno nos vió, al menos eso pensamos. De más está decir la alegría y el alboroto que formábamos cuando veiamos uno de estos navíos. Nos pasaban por los cuatro puntos cardinales y ninguno se percató de nuestra presencia, a pesar que le hacíamos señas. Cada vez que avistábamos uno de estas naves, se decían cosas fantasiosas: que venían rumbo a nosotros, que si nos iba a pasar por encima, que se había detenido para esperarnos, etc. Así, infinidades de versiones salvadoras, que no eran más que fruto de nuestra imaginación y desespero. El mar inquieto y cambiante, imponente y misterioso ha dominado la imaginación del hombre a través de los tiempos.
Seguimos avanzando lentamente, pero firmes. La violencia peculiar del océano todavía no había llegado, por lo que las olas venían suaves, sin gruñir.
Sobre las 6 y media de la tarde nos dieron nuestra correspondiente ración de agua con azúcar.
La noche nos sorprendió sin darnos cuenta. No había luna y no teníamos siquiera una fosforera para prender un mechón. A los que fumaban se les había mojado los fósforos, por lo que  pasamos toda la noche a oscura, tan oscura que no nos veiamos uno a otro.
Sentí un fuerte y largo chasquido por la popa de la balsa y acto seguido una brillante estela fosforescente,  que se dejó ver como una llama azul en las negras aguas, las cuales eran cortadas como afilado cuchillo.
-Pedro, yo creo que es un tiburón- Me dijo Andrés, el cual se encontraba sentado en esa misma parte de la balsa. El resto de los compañeros venían durmiendo en el piso de la balsa y no se dieron cuanta de lo sucedido.
Súbitamente hubo otro fuerte chasquido y  otro largo centelleo de luz  azulosa, esta vez por uno de los laterales de la precaria embarcación. Pude ver una enorme aleta avanzar velozmente,  como una sombra,  sobre la superficie de las oscuras aguas, lanzando espuma por la superficie cristalina y dejando un rastro largo y luminoso.
-¡Andrés, lo vi, es un tiburón enorme!- grité.
-¡Hace falta petróleo para alejarlo de nosotros!- dijo Pipo, el otro remero que hacía de pareja conmigo. A tientas, Andrés localizó el petróleo y comenzó a verterlo en el mar. Pero ni así, el cetáceo se marchaba de las cercanías de la pequeña embarcación.
Al frente, en la proa, por un lado o por el otro a intervalos largos o cortos avanzaba el rayo largo y luminoso, como un certero proyectil que deja escuchar su sonido de muerte.

Continuará

domingo, 9 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CONTINUACION)

(17)

 
Pude  darme cuenta, por medio del tacto, que una de las cámaras delantera iba baja de aire. No sabía si estaba ponchada o sólo era que se encontraba baja de aire. Esto constituyó una preocupación más para mí. Además de llevar pocos alimentos, escasa el agua, roto un remo, ahora la cámara iba  baja de aire.- ¡Esto es una locura!- pensé
. Si alguien hubiera  planteado regresar, de seguro habría contado con mi apoyo.
Al parecer  nadie se percató de estas cosas y continuamos nuestro camino...
Ahora los remeros éramos dos.Cada cierto tiempo nos turnábamos, para descansar.
Andrés, sentado en la parte delantera de la embarcación,  llevaba la brújula y guiaba nuestro recorrido, y Odelito, era el encargado de guiar la vela, que en esos momentos se encontraba arriada por la falta de aire.  El mar continuaba en calma.
En la medida en que avanzábamos, se nos presentaban nuevos problemas. Ahora era el timón de la balsa, el cuál se había zafado y no funcionaba. Guiábamos la balsa con los remos.La horsa, también se había roto.Esta viene siendo la quilla que llevan los barcos y las lanchas por debajo, para darle estabilidad. En caso de marejadas fuertes podíamos virarnos con facilidad. La vela también presentaba problemas. Se había zafado del mástil y una buena parte de élla iba suelta.
Realmente estaba preocupado con todos los problemas que se estaban presentando y sin poder regresar; la costa de Cuba no se veía. Llegué a pensar que había escogido el día más malo de mi vida para viajar.
Con todos estos contratiempos, creí ir a una muerte segura, no obstante decidí continuar remando hasta las últimas fuerzas de mis ser. Tenía que ganarle la partida a la muerte, que por lo visto venía detrás de mí.
La salida del sólo me sorprendió remando y el mar continuaba en calma.
Detrás nuestro venía la balsa que salió después que nosotros.
Me llamó la atención el color azul marino intenso que tenía el mar en esas profundidaes.Era realmente maravilloso.
Alrededor nuestro saltaban los peces, como si estuvieran jugando en el agua. Alguien dijo que eran  Picuas, otros Delfines y alguien vió tiburones rondando la balsa.
Sobre las 11am, divisamos un barco que traía rumbo Este. Al parecer pasaría cerca de nosotros. La algarabía que se formó fue grande.
Comenzamos a agitar tohallas y pañuelos y a pedir auxilio, como si los del barco pudieran escuchar nuestro desesperados gritos. Era una escena conmovedora de trece personas que luchaban por sus vidas y que, aparentemente, cerca veiamos nuestra salvación.
Pasado unos minutos, todo volvió a la normalidad. El barco se alejaba cada vez más sin percatarse de nuestra presencia, no se percató que éramos trece personas en peligro de muerte real, además de las personas que venían detrás de nosotros.
No sabrán de desesperación y angustia los que no hayan pasado por momentos como estos.
Continuamos remando, no se había dejado de remar ni un sólo instante. Todos, excepto las mujeres, teniamos las manos llenas de ampollas, producto de la fricción de la piel con la madera de los remos.

Continuará

sábado, 8 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CONTINUACION)

(16)
  
El famoso "Carronauta"
Con la lluvia y la oscuridad se tornaba difícil saber dónde se encontraban nuestros amigos. A tientas llegamos a una de las casitas que se encontraban alejada unos 60 o 70mts de la carretera. Volvimos a llamar y  escuchamos, claramente, la voz de Paquito, quién respondía a nuestro llamado.
Al llegar a la casa, observamos que todos estaban durmiendo en camas o en el suelo, sobre colchonetas y sacos de yute, eso si todos estaban secos.
Tony les dijo:-¡Esto es una mariconada, como unos van a estar mojados hasta los huesos y otros durmiendo cómodos y secos!  ¡O nos mojamos todos o todos venimos para acá!- Todos se levantaron  y salieron sin decir una palabra, comprendieron que Tony, tenía razón.
Sobre las 3 y 10 de la madrugada cesó la lluvia, y Pascual, quien era uno de los principales del grupo, no aparecía. Tony, ordenó recoger todas las cosas y llevarla  a la balsa.-Si cuando todo esté recogido, Pascual no aparece se queda- dijo Tony.
Poco a poco fuimos llevando todo para la balsa. Teniamos que meternos  en el agua hasta la altura del pecho. Por suerte el mar estaba  en calma. Cuando se recogieron las cosas, apareció Pascual.
Las primeras en subir  fueron las dos mujeres, luego fuimos subiendo  uno a uno, ordenadamente, al “artefacto” aquél. Pude darme cuenta, que cada vez que montaba uno a la balsa, apenas se movía. Esto me inspiró cierta confianza, pues, al menos, tenía estabilidad. Estaba sostenida por cinco cámaras de autos y de camión, por lo que unas eran mas grandes que otras. Medía unos 5 pies de ancho por 9 pies de largo, el piso estaba cubierto con tablas de playwood. En todo su alrededor tenía una baranda soldada con cabillas de hierro de ½ pulgada y una altura de 1 pies de alto, para evitar que alguien se pudiera caer al agua en caso de movimientos bruscos, además de servir de sostén para los remos. La vela tenía un mástil de unos 6 pies de altura, el cual iba clavado en el centro de la balsa. La vela estaba recogida, pues en los momentos de la partida no había brisa alguna. También  llevábamos  4 remos caseros. Como alimento: pan, azucar, galleticas y agua. Esta última iba escasa,  pues a uno de los tripulantes se le quedaron dos recipientes con el preciado líquido.
Cuando hubo subido el último hombre, comenzamos a remar. Dos lo hacían por un lado y dos por el otro, tratando de sincronizar los movimientos para poder avanzar más rápido y llevar el rumbo.
La mayoría de los que nos encontrábamos allí, jamás habíamos tenido un remos en nuestras manos, sólo Odelin, Pascual y Andrés lo habian hecho alguna vez en sus vidas.
Poco a poco nos fuimos alejando de la costa cubana. Apenas nos dábamos cuenta del avance de la embarcación, el movimiento era imperceptible.
Íbamos contentos, como si fuéramos para una fiesta. Muchos dejaron volar su imaginación y se veían en los Estados Unidos, rodeados de mujeres, fortuna y manejando lujosos autos.Todos estos sueños se desvanecieron cuando se rompió uno de los remos. Habíamos avanzado unos 3 kmt. y  ya comenzábamos a tener problemas. El paso de la balsa se hizo más lento.

(Continuará)

viernes, 7 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CONTINUACION)

(15)

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La lluvia estaba  haciendo un alto en su copiosa caída, una pertinaz llovizna continuaba cayendo, lo que aprovechamos para darle una vuelta a la balsa... Dos jóvenes subidos  en élla la cuidaban, para evitar que se soltaran los cabos (amarres) y se alejara de la orilla.
Hicimos una breve reunión con el grupo, (13 en total), y se acordó salir en cuanto escampara. Existe la creencia que después de un fuerte aguacero el mar queda en calma total., aunque en esos momentos una fuerte marejada balanceaba el inmenso océano...
Dada que la hora de partida estaba en dependencia de la lluvia y ésta no cesaba, decidimos llevar a mi esposa Marina, hasta Caletones, para que se quedara a dormir en casa de unas amistades. En el trayecto hacia Caletones, vimos venir un auto, que al parecer iba rumbo a Holguín. Le himos señas y nos paró. Tony, habló con el chofer y le ofreció 100 pesos para que llevara a la madre hasta Holguín. El hombre aceptó, pero sin cobrar un centavo.
Antes de subir al auto, Marina le dio un beso a su hijo, de igual forma lo hizo con Sandra, Alexander y Paquito. Vino hacia mí y me abrazó fuertemente, con lágrimas en los ojos  me dijo:- Papi, nunca te olvidaré y te esperaré todo el tiempo que sea necesario, cuida bien a los muchachos- Me entregó un abrigo que traía puesto. Yo reciproqué mis sentimientos hacia ella.
Subió al auto y partió. Sentí que el mundo se me venia encima. Un cruel presentimiento se apoderó de mí, pensé que jamás  volveríamos a encontrarnos, que nuestras vidas se separaban para siempre. Tuve grandes deseos de correr tras élla, pero algo más fuerte que mis sentimientos me lo impidió. Se  marchaba la mujer que despertó  en mí la esperanza de ser feliz por primera vez en mi vida... Se alejaba una de las pocas mujeres buenas que habían pasado por mi vida de errante y bohemio Hacia dos años que la había conocido en la Habana, iniciando una relación un 25 de julio de 1992, la cual estuvo matizada  por un mutuo amor , cariño y respeto. Realmente me sentí feliz a su lado. Si por una mala jugada del destino no volviéramos a vernos, pienso que nadie más llenará
este hondo vacío que deja su ausencia en mi vida.
Regresamos de nuevo al lugar donde se encontraba el resto del grupo. De las 13 personas que haríamos el viaje, dos eran mujeres.
La lluvia continuaba cayendo y la noche estaba oscura, como la boca de un Lobo. Se prendieron mechones, para ubicar las cosas que se llevarían  en el viaje, es decir: azúcar, agua, pan, petróleo para encender mechones y algunas golosinas.
Muchas mas personas que las que haríamos el viaje se encontraban en el lugar, pues familiares fueron a despedirse de sus seres queridos. Cerca, se encontraban otras personas, que también se marchaban  en una segunda balsa.
Algunos compañeros se habían refugiado en una casa y Tony  y yo salimos a buscarlos. El agua continuaba cayendo.
Salimos por todo el camino  gritando el nombre de Paquito y Pascual, para ver si nos escuchaban, pues no sabíamos en cual de las casas se encontraban.
A lo lejos  del camino, escuchamos una voz que decía: -¡aquí!, ¡aquí!-  Nos desviamos a  la derecha del camino, en dirección de dónde escuchábamos los gritos. 

(Continuará)

jueves, 6 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CONTINUACION)

(14)

 
En la madurez de mi vida, había sido encarcelado, humillado y después de mi liberación fui marginado y echado a un lado por mi pasado “pecaminoso” de querer irme del país. No me daban trabajo por no ser confiable. Gracias a personas amigas, pude conseguir una carta de trabajo y reabrir mi “Barbería” en horario de la tarde.
El futuro se mostraba peor que todo lo vivido. Sólo había cabida para los  “incondicionales” del régimen, los otros, éramos  “gusanos”, “agentes del imperio” y “contrarrevolucionarios”,  etc. ¿Qué sería de mí cuando ya no pudiera trabajar más?
Por otro lado, la propaganda que sostenía  el desgobierno cubano en contra de Estados Unidos, me hacia vacilar en mi decisión de irme del país.
Desde mi adolescencia había escuchado a los medios propagandísticos cubanos decir que en U S A, se discriminaba, que  le echaban los perros a los negros, que los latinos éramos maltratados, que la medicina era sólo para los ricos, que después de cierta edad no conseguías trabajo, que la violencia, crímenes, drogas, etc., etc. De 10 noticias que publicaba la prensa castrista, 9 eran en contra de los Estados Unidos de América.
Llamé a Marina para un lado y le dije  que me costaba trabajo decirle esto, pero  había decidido irme junto a su hijo, que lo pensara bien y me dijera si estaba dispuesta a seguirme. Le expliqué, con lujo de detalles, los pro y los contra que podíamos enfrentar  durante el viaje. Que la amaba con la vida, pero que no podía continuar viviendo en el estiércol  en que me encontraba .Se mostró más preocupada y contrariada que lo que había estado por la situación que estaba atravesando.
Me abrazó fuertemente y me dijo:- Papi, sabes que tengo a mi Abuelita y mi Mamita enfermas y que soy la que las atiende, pues Lidia tiene sus achaques y Magaly  tiene a su esposo e hijo que atender, no puedo irme. La situación que tengo es muy difícil. ¡Me voy a volver loca!  ¡Mi amor, yo no quisiera que te fueras, pero si lo has decidido yo te apoyo y te prometo que te esperaré toda la vida, pues también te amo!  Si te vas con Tony, estaré más tranquila, sé que tu me lo cuidarás.-.Comenzó a llorar. La comprendí. Nos abrazamos y nos besamos apasionadamente. Tal vez no la volvería a ver más.
No quise presionarla, para no tener complejo de culpa en caso de que algo malo sucediera  durante el viaje o posterior a la travesía, pero estoy seguro que de hacerlo ella me hubiera seguido.
Le entregué las llaves del cuarto que tenía en la Habana, el dinero que llevaba encima y los espejuelos.
Llamé a Tony, y le comuniqué mi decisión de irme con el grupo.Le dije que su Mamá se quedaba. Me dijo que no había problemas. No opinó ni dijo nada. Aceptaba lo que la madre y yo habíamos decidido. Desde ese momento yo era uno más del grupo “suicida”
Entrada la noche, comenzó a llover fuertemente. Decidimos guarecernos en un bohío que estaba cerca. Comencé a buscar un lápiz y papel, con el objetivo de hacerle una notica  a mi hermana Berta, donde me despedía  y distribuía mi “fortuna” adquirida durante toda mi vida  entre mis hermanos y Marina. Para mi hermano Sebastian una “flamante” moto bergumina, para Berta, una bicicleta “Forever”, para mi hermana Herminia, ropas y para Marina, otra moto bergumina y el poquito dinero que llevaba encima. A mis hijos les dejaba el inmundo cuartico que me había servido de cobija durante 35 años, además de los pocos bienes que allí habian.


Continuará)



                                                                             

miércoles, 5 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CONTINUACION)

(13)


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Al acercarnos más, pudimos ver que eran Sandra y Tony, quienes venían a nuestro encuentro. Habían visto a los del tractor y éstos le dijeron que una pareja los estaban buscando. Nos abrazamos con una inmensa alegría, como si hiciera mucho tiempo que no nos veiamos. Fue un encuentro muy emotivo.
Nos llevó hasta donde está el resto del grupo. Nos presentó a Pascual, un personaje pintoresco. Era un hombre bajito y delgado. Sobre sus labios le caía un largo, espeso y grande bigote. Este sobresalía más, por pertenecer a una persona de rostro pequeño y delgado. Tenía unos 50 años de edad. Tony lo había conocido en el primer viaje que hizo a Gibara, en busca de una embarcación. Se pusieron de acuerdo y comenzaron a trabajar juntos en el proyecto del viaje. Luego de unos días de trabajo, habían logrado una  primera parte de sus propósitos, ahora les faltaba el más importante y peligroso de sus objetivos: Llegar a los Estados Unidos.
También me presentó a Paquito, un viejo amigo de la familia de Marina e íntimo amigo de Tony y Alexander. Este era un negro alto y flaco como una vara de tumbar gatos., de unos 43 años de edad, muy afable, dicharachero y elocuente, nos dijo:-¡Todo está listo para partir, a las 12 de la noche salimos como perro que tumbó la olla!- ¡Eso no hay quien lo pare por ahí paya! -Señalándonos para la balsa. Me acerqué más para verla mejor, pues la  oscuridad, que comenzaba a cubrirlo todo, no me permitía ver bien la embarcación desde donde me encontraba...La misma estaba anclada a unos 15 mts. De la orilla y las olas la balanceaban como papel en el agua, pero a pesar de esto se veía estable, fuerte, imponente y  majestuosa.
Una inmensa nostalgia invadió mi corazón, al recordar que 5 años atrás había estado preso por querer marcharme del país en algo parecido y no logré ni siquiera ver la embarcación dentro del agua. Fuimos sorprendidos por las tropas guardafronteras cubanas y condenados a 18 meses de cárcel. Las salidas hacia el norte, eran consideradas ilegales y debía pagar por este “delito”. Ahora se me presentaba esta magnífica ocasión, donde todo estaba hecho, no había temor a represalias, sólo tenía que decidirme a dar el paso. Por mi mente pasaron raudos los pensamientos, uno tras otro. Pensé en mis hijos, mi familia, mi esposa, mi edad, etc. No tenía familia en USA, que me pudiera auxiliar en los primeros momentos de mi llegada. Pensé en la azarosa vida que me tocó vivir, llena de necesidades y vicisitudes. Y.. ahora, casi al final de mi vida, no tenía nada, al menos algo a lo que todo ser humano desea y aspira a tener en la vida:  bienestar, salud y libertad.
En mi niñez, limpiaba patios, junto a mi querida madrecita,  y hacia de vendedor ambulante de  maní, cremita de leche, dulces,  etc.,  para ayudar en  los gastos de la casa, pues mi padre trabajaba tres meses en el central azucarero y el resto del año se encontraba desempleado. Rara vez  tuvimos un día de “Reyes Magos” Si lo teníamos se debía a la bondad de personas como la Sra. Maria Lola o  el Sr. Julio Verdote, los cuales se dedicaban a dar juguetes a los niños pobres en días como éstos.
 Mi juventud, fue, igualmente azarosa y llena de necesidades y limitaciones, debido a la escasez que caracterizaba al sistema comunista. Aprendí el oficio de “barbero” a los 16 años y hacía de barbero ambulante, cobrando 20cts. por el corte de cabello. La mayoría de las veces  el cobro los hacía los viernes, después del pago a los trabajadores.

(Continuará)

martes, 4 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CONTINUACION)

(12)


                                    

UN BALSERO reza mientras sus compañeros reman hacia Cayo Hueso en esta foto tomada el 23 de agosto 
de 1994, once días después de comenzar otra avalancha de cubanos hacia EEUU.



-Ellos piensan irse esta noche, así que tienen que apurarse. Están en un lugar que le llaman “La Palometa”. A esta hora y siendo domingo es más difícil conseguir un transporte que los lleve hasta allá, pero si deciden ir, deben salir hasta la calle principal, que es donde pasan los vehículos que van hasta “Caletones”- Yo tengo que ver a mi hijo antes de que se valla. En caso de que no lo veamos  volvemos de nuevo por aquí- Le dijo Marina al Sr.- En el fondo de la casa una Sra. le lavaba la cabeza a una niña y se lamentaba de la epidemia de “piojos” que sacudía a la población. – ¡No se preocupe Sra. que esa plaga está extendida en todo el país! La falta de jabón, detergente, etc. hace difícil su eliminación- Le dije- Nos despedimos de la  humilde y bondadosa  familia, y no dirigimos inmediatamente hasta la avenida principal... Al pasar por el lugar donde habíamos visto a las tres mujeres, éstas se encontraban ahí todavía. - ¿Supieron algo? –  Preguntó una –  Si, nos dijeron que están en la Palometa- Repuso Marina-  ¿Y  qué piensan hacer? – Irnos inmediatamente para allá.  ¿Nos regala un vasito de agua, por favor?-  Si vengan para acá. ¡Siéntense!  ¿Quieren un poquito de café? – ¡No gracias, estamos apurados!-  Después de beber el agua nos despedimos y salimos  hacia la calle principal.  No podíamos perder tiempo si queríamos verlos. Preguntamos a unos transeúntes que por allí pasaban, como podíamos llegar a este lugar. Después de darnos una explicación, Marina y yo nos encaminamos hacia “La Palometa”.
El camino era un terraplén polvoriento y con ningún tráfico de vehículos,. A ambos lados del camino habían árboles y el campo estaba repleto de “Marabú”  No nos quedó mas remedio que continuar caminando, hasta lograr llegar a nuestro destino.. Después de caminar algunos Kms., vimos a los lejos, en nuestras espaldas, una nube de polvo, lo que indicaba que algo se acercaba. Efectivamente era un tractor con una carreta de remolque. Le hicimos señas y se detuvo frente a nosotros –Por favor,  ¿pasa Ud. por La Palometa?-  ¡Arriba! ¡Súbanse!- Nos dijo el amable chofer-  En la carreta iban de 7 a 8 personas, una de las cuales nos ayudó a subir. Le preguntamos si quedaba muy lejos  la Palometa- No, una media hora de camino- Contestó uno de los pasajeros- ¿Buscan a alguien?- Si, buscamos a unas personas que se van del país y nos dijeron que estaban por aquí - Le respondimos- Bueno,  esta mañana vimos a unos muchachos que andaban con una balsa, y cogieron por aquél camino- Nos señaló para un trillo que quedaba al lado derecho de la vía, rumbo a la costa. Después de recorrer unos 10 o 12 Km., el chofer detuvo el vehiculo se viró hacia nosotros y nos dijo _! Familia, hemos llegado a la Palometa!  
Descendimos de la carreta y  comenzamos a orientarnos. Estaba oscureciendo, aunque se divisaban las cosas. Enfilamos rumbo al trillo, bordeado de pequeños árboles, y frente a nosotros se  encontraba  el mar, que a esa hora de la tarde se veía gris, con un cielo nublado.  Miramos para todas partes sin lograr ver a nadie. Comenzamos a gritar el nombre de Tony, pensando que pudiera estar  cerca, metido en uno de los matorrales. Continuamos avanzando por toda la costa y sobre los arrecifes. No se veía a nadie, por lo que aconsejé a Marina, para salir  de nuevo a la carretera y avanzar más hacia  adelante...Así lo hicimos. Cuando habíamos avanzados unos 100mts. vimos que se nos acercaban dos personas. Llamaban a alguien, pero no las escuchábamos bien.
-Ellos piensan irse esta noche, así que tienen que apurarse. Están en un lugar que le llaman “La Palometa”. A esta hora y siendo domingo es más difícil conseguir un transporte que los lleve hasta allá, pero si deciden ir, deben salir hasta la calle principal, que es donde pasan los vehículos que van hasta “Caletones”- Yo tengo que ver a mi hijo antes de que se valla. En caso de que no lo veamos  volvemos de nuevo por aquí- Le dijo Marina al Sr.- En el fondo de la casa una Sra. le lavaba la cabeza a una niña y se lamentaba de la epidemia de “piojos” que sacudía a la población. – ¡No se preocupe Sra. que esa plaga está extendida en todo el país! La falta de jabón, detergente, etc. hace difícil su eliminación- Le dije- Nos despedimos de la  humilde y bondadosa  familia, y no dirigimos inmediatamente hasta la avenida principal... Al pasar por el lugar donde habíamos visto a las tres mujeres, éstas se encontraban ahí todavía. - ¿Supieron algo? –  Preguntó una –  Si, nos dijeron que están en la Palometa- Repuso Marina-  ¿Y  qué piensan hacer? – Irnos inmediatamente para allá.  ¿Nos regala un vasito de agua, por favor?-  Si vengan para acá. ¡Siéntense!  ¿Quieren un poquito de café? – ¡No gracias, estamos apurados!-  Después de beber el agua nos despedimos y salimos  hacia la calle principal.  No podíamos perder tiempo si queríamos verlos. Preguntamos a unos transeúntes que por allí pasaban, como podíamos llegar a este lugar. Después de darnos una explicación, Marina y yo nos encaminamos hacia “La Palometa”.
El camino era un terraplén polvoriento y con ningún tráfico de vehículos,. A ambos lados del camino habían árboles y el campo estaba repleto de “Marabú”  No nos quedó mas remedio que continuar caminando, hasta lograr llegar a nuestro destino.. Después de caminar algunos Kms., vimos a los lejos, en nuestras espaldas, una nube de polvo, lo que indicaba que algo se acercaba. Efectivamente era un tractor con una carreta de remolque. Le hicimos señas y se detuvo frente a nosotros –Por favor,  ¿pasa Ud. por La Palometa?-  ¡Arriba! ¡Súbanse!- Nos dijo el amable chofer-  En la carreta iban de 7 a 8 personas, una de las cuales nos ayudó a subir. Le preguntamos si quedaba muy lejos  la Palometa- No, una media hora de camino- Contestó uno de los pasajeros- ¿Buscan a alguien?- Si, buscamos a unas personas que se van del país y nos dijeron que estaban por aquí - Le respondimos- Bueno,  esta mañana vimos a unos muchachos que andaban con una balsa, y cogieron por aquél camino- Nos señaló para un trillo que quedaba al lado derecho de la vía, rumbo a la costa. Después de recorrer unos 10 o 12 Km., el chofer detuvo el vehiculo se viró hacia nosotros y nos dijo _! Familia, hemos llegado a la Palometa!  
Descendimos de la carreta y  comenzamos a orientarnos. Estaba oscureciendo, aunque se divisaban las cosas. Enfilamos rumbo al trillo, bordeado de pequeños árboles, y frente a nosotros se  encontraba  el mar, que a esa hora de la tarde se veía gris, con un cielo nublado.  Miramos para todas partes sin lograr ver a nadie. Comenzamos a gritar el nombre de Tony, pensando que pudiera estar  cerca, metido en uno de los matorrales. Continuamos avanzando por toda la costa y sobre los arrecifes. No se veía a nadie, por lo que aconsejé a Marina, para salir  de nuevo a la carretera y avanzar más hacia  adelante...Así lo hicimos. Cuando habíamos avanzados unos 100mts. vimos que se nos acercaban dos personas. Llamaban a alguien, pero no las escuchábamos bien.


(Continuará)

lunes, 3 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CONTINUACION)

                                                                                           (11)
 

A mi mente vino, como un coloso gigante, el  histórico malecón habanero. Se veían pocas personas. Marina iba bien atenta, mirando el nombre y números de las calles por donde pasábamos. De repente le dice a Pedro- ¡Para aquí, que esta es la calle que buscamos!-Descendimos del camión  despidiéndonos de nuestro amigo. Cruzamos la avenida y subimos por la calle Narciso López. Esta era una calle amplia, con poco tráfico y personas. Las casas eran rústicas, con falta de mantenimiento y pintura, por lo que se acentuaba más la pobreza  y miseria del lugar. Habíamos caminado unas tres cuadras cuando escuchamos, a tres señoras que conversaban en la acera por donde caminábamos, pronunciar el nombre de Pascual. Este era el nombre de la persona a quien buscamos – Por favor, una pregunta-dijo Marina- Nosotros estamos buscando a un Sr. llamado Pascual, que según nos dijeron vive por esta calle- ¿lo conocen ustedes? - Bueno por aquí viven dos Pascual, pero no se cual de los dos buscan ustedes- ¿conocen el apellido? -No, solo conocemos el nombre, ni siquiera lo conocemos personalmente- Mire, aquí enfrente vive uno que se fue del país hace tres días y al final de la cuadra, por esta misma acera, vive otro que salió esta mañana con un tractor remolcando una balsa, que también se van del país. Lléguense donde vive este que esta más cerca y pregunten- nos dijo amablemente una de las Señoras-. Acto seguido nos pregunto- ¿También se van ustedes? –En otros tiempos esta pregunta hubiera parecido indiscreta y arriesgada, pero ahora era normal- No, buscamos al hijo nuestro que está en el grupo. ¿Saben ustedes si con el que se fue hace tres días iba alguna persona llamada Tony o una muchacha llamada Sandra? – No, no sabemos, lo que si sabemos es que llegaron a los Estados Unidos. ¡Ojala y sus familiares estén ahí, mijita!-respondió una de las mujeres. Esto lo decía con el claro propósito de alentar a Marina, la cual se notaba angustiada y nerviosa. Nos despedimos de las tres mujeres y nos dirigimos a la primera casa, que estaba más cerca. Nos recibió una señora con aspecto cansado, pero con cierta  alegría.- ¡Buenas tardes!, por favor podría decirnos si con Pascual, salió un muchacho llamado Tony?- No, no iba nadie con ese nombre- nos respondió la mujer-Esta respuesta nos desalentó un poco. Nos despedimos y continuamos rumbo a la segunda casa. Al llegar al final de la cuadra, doblamos ala izquierda y casi al comienzo de la cuadra y al lado derecho de ésta, vimos a un jovencito que se encontraba parado en la acera.  Nos dirigimos hacia él y le preguntamos-  ¿Conoces a Pascual? - si es mi Papá, pero no se encuentra en la casa. Salió esta mañana bien tempranito- nos dijo el muchacho- En esos momentos salió un Sr. de unos 65 o 70 años de edad.- ¿Buscan ustedes a Pascualito?- Si, le respondimos.- Vengan para acá y siéntense ahí- nos señalo para dos sillas  de madera que se encontraban en la humilde salita de la casa-Mire, nosotros estamos buscando al hijo nuestro que se llama Tony, el cual se va del país con un Sr. llamado Pascual y nos dijeron que aquí vive un Sr. con ese nombre y decidimos llegar para saber si nuestro muchacho está en el grupo, estamos desesperados- le dije- No se preocupen, que Tony, Sandra, Paquito y Alexander están con Pascualito, él es mi hijo-nos respondió - Salieron esta mañana a las 6am en un tractor con la balsa, piensan salir hoy al anochecer. Ellos se pasaron aquí varios días en la casa y son magníficos muchachos.- ¿Y por dónde se fueron?- preguntó Marina-

(Continuará)

domingo, 2 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CONTINUACION)

(10)

        Balseros Cubanos En Guantanamo: Exodo De 1994                            
Guillermo terminó de reparar el camión sobre las 7pm, por lo que decidimos posponer el viaje para el siguiente día, a la misma hora.
A las 2:10pm del día 28 de agosto, escuchamos la corneta del camión de Pedro, el cual nos espera en la esquina de la cuadra. Estábamos preparados, por lo que de inmediato salimos. Nos montamos en la cabina del vehículo, junto a Pedro y partimos hacia Gibara. Esta vez sí llegaríamos.
En el trayecto, Pedro y yo comentábamos sobre la crítica situación que se estaba viviendo. Cada día transcurrido era peor que el anterior y no se vislumbraba, ni a corto ni a mediano plazo, medidas que mejorasen la terrible situación por la que atravesaba la isla.
Al llegar a un lugar conocido por “Aguas Claras” observé aglomeración de personas a ambos lados de la carretera. Un Sr. vestido de amarillo detenía a los vehículos  estatales que pasaban en ambas direcciones, le pedía la hoja de ruta al chofer y de acuerdo al lugar de destino le subía personas al transporte, hasta a atiborrarlo de improvisados pasajeros. Previamente se les había entregado un tiket con un número, el cual iban llamando por su orden. Los que les convenia la ruta, debian pagar el importe que le correspodería pagar en un ómnibus. El dinero era depositado en una alcancía que el hombre vestido de amarillo ponía antes de subir al vehículo.
Puede ver personas con zapatos amarrados con alambres , en chancletas, ropas rotas y sucias. En esta parte de la isla, el período especial se hacía sentir con mayor fuerza y crudeza. Estas escenas se repetían en las terminales de ómnibus y ferrocarriles.
Pasamos despacio, pero sin ser detenidos. Pocas veces detienen a un vehículo con chapa particular.
El gobierno había habilitado estos puntos en todo el país, con el propósito de aprovechar al máximo las capacidades del transporte estatal, pues el transporte público de ómnibus, trenes y “Guarandingas” apenas existía.
Continuamos viaje hacia Gibara. Era la segunda vez que pisaba tierra gibareña.  En los primeros días de noviembre de 1959, había estado por las montañas de la región, durante la desaparición del Comandante Camilo Cienfuegos. La incipiente dictadura cubana, trataba de ocultar la verdadera causa de la muerte de Camilo, y para ello movilizó a gran parte de la población cubana en la infructuosa búsqueda del legendario guerrillero.
¡ Que lejos estaba  el pueblo de Cuba, de imaginar siquiera, que el único y verdadero culpable de la muerte de Camilo, era  el propio Fidel Castro Ruz ¡
Ya en la entrada de Gibara, pude ver, en la parte derecha del camino, que habían desbrozado una arboleda de pinos que en otros tiempos le daban esplendor y belleza a esta parte del poblado, según el decir de Pedro Estrada.
La población venia a recrearse y a disfrutar, bajo las sombras de los pinos cortados, momentos agradables junto a sus familiares. Los fines de semana acudían allí cientos de excursionista locales para bañarse  y pasar el día en este exquisito lugar.
Este pinar fue cortado porque a un “sesudo” del gobierno local se le ocurrió sembrar cocos. Hoy la población no tiene ni pinos ni cocos, perdiendo el único lugar cercano  de esparcimiento que tenían.
Al entrar al pueblo se observa un pequeño malecón, de unos cien  o docientos metros de largo.

(Continuará)

sábado, 1 de octubre de 2011

RECORRIOD EN BALSA (CONTINUACION) (9)

(9)
                                Balsero en solitario               
  
                                                                        
   Tony, joven de 22 años, honrado y trabajador, con un hijo de 5 años de edad, había decidido irse del país buscando un futuro mejor para su familia, pues sabía que en Cuba todos los caminos hacia la prósperidad y la libertad estaban cerrados para los isleños y así se lo hizo saber a la progenitora de sus días. La madre trató de persuadirlo para que desistiera de esa  osada idea, pero él  le respondió: -Mami, no me vas a convencer, ya lo he decidido y no hay marcha atrás. No se preocupen, que la salida la haremos en una embarcación de 21 pies, con motor fuera de borda; y  entre  la tripulación hay tres personas que son “lobos de mar”. El viaje es seguro- Esto lo decía para no preocupar a la madre, pues en realidad la embarcación era una precaria y destartalada Balsa, la cual habían construidos con recortes de madera y 5 cámaras de camión.

Después de conseguir una lona con la cuñada de mi esposa, la cual serviría de vela, Tony se despidió de la familia. Fue una despedida triste y emotiva. A mi esposa se le salían las lágrimas.
-Si dentro de tres días no he regresado por aquí es que  nos fuimos. Ya los llamaré en cuanto llegue-Antes de irse nos dió la dirección donde se encontraba parando en Gibara.
Junto con Tony, salió  su primo Alexander. Otro joven que veía con frustración el futuro de su país y su familia.
Sentí grandes deseos de irme con Tony, pero no tenía la certeza de que todo esto fuera real  y permanecí junto a mi esposa y familia.
En 27 de septiembre de 1989, fui apresado por guardafronteras cubanos a la altura del puente “Vacunayagua”, Matanzas, tratando  de salir ilegalmente en balsa hacia USA. Permanecí 18 meses preso en la cárcel de “máxima seguridad”  de Aguica.
En 1991, a raíz de mi excarcelación ( 27 de marzo de 1991), había presentado, en las Oficinas de Intereses de los Estados Unidos, mi solicitud para salir legalmente del país. Esperaba que de un momento a otro me llegara respuesta a este pedido.
Me sentía asqueado de todo lo que me rodeaba (como ambiente): miseria material, miseria moral, corrupción, depauperación del país, represión, doble moral, y sobre todo la degradación del ser humano. El cubano actual había perdido muchas de las virtudes que como pueblo nos caracterizaban. El sistema comunista cubano se había trazado crear un hombre nuevo y lo estaba logrando, pero para mal de nuestro pueblo.
Habían pasado los tres días que Tony había dado como plazo y  al no regresar, Marina y yo decidimos viajar a Gibara, para saber qué sucedía.
El sábado 27 de agosto mi esposa se entera que Pedro Estrada, vecino que vive al fondo de la casa, viajaría con su camión a Gibara. Marina contacta con Pedro Estrada y éste accede a llevarnos. Quedó en recogernos a las 2pm. A la hora indicada Pedro pasó a recogernos. Antes de enfilar hacia nuestro destino, pasamos por algunos lugares de la ciudad, para recoger hielo, pan etc, los cuales Pedro necesitaría para pasar dos días de descanso en la Playa de “Caletones”. Habíamos recorrido 5 o 6 kms, cuando el camión se detuvo. Pedro bajó, revisó el motor y con profundo pesar nos dijo- Srs. esta mierda se jodió, tenemos que regresar-
Ya de regreso en casa, el tío de mi esposa, Guillermo, se dió a la tarea de reparar el vehículo, pues era mecánico automotriz.

(Continuará)